martes, 29 de agosto de 2017

El alma-nè-fesch-psy-kjè-ànima







Su opinión sobre el alma tiene efecto en su vida
El hombre vino a ser alma viviente.” (GÉNESIS 2:7.)
CASI todas las religiones enseñan que el hombre tiene un alma inmortal. 




La New Catholic Encyclopedia (Nueva enciclopedia católica) dice que el alma es “creada por Dios y puesta en el cuerpo al momento de la concepción”. 
También dice que la doctrina del alma inmortal “es una de las piedras angulares” de las iglesias de la cristiandad. 
De igual manera, “el concepto musulmán —menciona The New Encyclopædia Britannica (La nueva enciclopedia británica)— sostiene que el alma empieza a existir al mismo tiempo que el cuerpo; después tiene su propia vida, y su unión con el cuerpo es una condición temporal”.

 Esas religiones creen que el alma abandona el cuerpo al momento de la muerte y sigue viviendo eternamente, y su destino es la dicha celestial o una estancia temporal en el purgatorio o el tormento eterno en un infierno de fuego. 
La muerte se considera la puerta a la vida eterna en la región de los espíritus. 






Como lo expresó cierto escritor en el libro We Believe in Immortality (Creemos en la inmortalidad): “Para mí la Muerte es una magnífica y espléndida aventura. Para mí la Muerte es recibir un ascenso divino”.

 Los hindúes, budistas y otros creen en la transmigración de las almas. 
Esto abarca la creencia de que al momento de la muerte el alma reencarna o renace como otro ser humano u otra criatura viviente. 
Si la persona hubiera sido buena, su alma, según se dice, volvería a nacer como una persona de condición o posición superior. 
Pero si hubiera sido mala, volvería a nacer como una persona de condición inferior o hasta como un animal o un insecto.

 Pero ¿qué hay si los seres humanos no tienen un alma inmortal? 
¿Qué hay si la muerte no es “un ascenso divino” ni la puerta directa a la vida eterna como espíritu ni a la reencarnación para todo el que muere? 
Entonces el creer en el alma inmortal conduciría a uno en la dirección incorrecta. 
El libro Official Catholic Teachings (Enseñanzas católicas oficiales) dice que la iglesia insiste en creer en un alma inmortal porque no creer en ella “privaría de sentido o comprensión sus oraciones, sus ritos fúnebres y los actos religiosos que se ofrecen en favor de los muertos”. 
Como vemos, el derrotero de vida, la adoración y el futuro eterno de uno están implicados en esta cuestión. (Proverbios 14:12; Mateo 15:9.)

 Es importante saber la verdad sobre esa creencia. 
Jesús dijo: ‘Los que adoran a Dios tienen que adorarlo con espíritu y con verdad’. (Juan 4:24.) 
La verdad sobre el alma humana se halla en la Palabra de Dios, la Biblia. 
Las Escrituras inspiradas contienen la revelación divina de los propósitos de Dios, así que podemos estar seguros de que nos dicen la verdad. (1 Tesalonicenses 2:13; 2 Timoteo 3:16, 17.) Jesús se expresó así en oración a Dios: “Tu palabra es la verdad”. (Juan 17:17.)


¿Fuimos creados con un alma inmortal?
 Génesis 2:7 nos dice: “Jehová Dios procedió a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre vino a ser alma viviente”. 
El relato no dice que Dios puso en el hombre un alma inmortal. 
Dice que cuando el poder de Dios impartió energía al cuerpo de Adán este “vino a ser alma viviente”. 
Así que el hombre es un alma. No tiene un alma.

 Dios creó a Adán para que viviera en la Tierra, no en el cielo. 
La Tierra no iba a ser una simple zona de pruebas para ver si Adán satisfacía los requisitos para ir al cielo. 
Dios formó la Tierra “para ser habitada”, y Adán fue su primer habitante humano.
 (Isaías 45:18; 1 Corintios 15:45.
Después, cuando Dios creó a Eva para que fuera la esposa de Adán, el propósito de Dios para ellos era que poblaran la Tierra e hicieran de ella un paraíso como hogar eterno de la humanidad. (Génesis 1:26-31; Salmo 37:29.)





 La Biblia no dice en ningún lugar que parte de Adán fuera inmortal. 
Al contrario, su existencia dependía de que obedeciera la ley de Dios. 
Si quebrantaba aquella ley, ¿qué le pasaría? 
¿Recibiría vida eterna en la región de los espíritus? 
¡De ningún modo! 
En vez de eso, ‘positivamente moriría’. (Génesis 2:17.)
 Regresaría al lugar de donde había venido: “Polvo eres y a polvo volverás”. (Génesis 2:7; 3:19.
Adán no existía antes de ser creado, y dejaría de existir después de morir. 
De modo que solo podía escoger una de dos cosas: 1) obedecer y vivir, o 2) desobedecer y morir. 
Si Adán no hubiera pecado, habría vivido en la Tierra para siempre. Nunca habría ido al cielo.

 Adán desobedeció, y murió. (Génesis 5:5.
La muerte fue su castigo. No era una puerta a una “espléndida aventura”, sino una puerta a la inexistencia. 
Por lo tanto, la muerte no es un amigo; más bien, es lo que la Biblia llama: un “enemigo”. (1 Corintios 15:26.
Si Adán hubiera tenido un alma inmortal que hubiera de ir al cielo si él fuera obediente, entonces la muerte habría sido una bendición. 
Pero no era tal cosa. Era una maldición. 
Y junto con el pecado de Adán la maldición de la muerte se extendió a todos los humanos porque todos son prole de él. (Romanos 5:12.)


10 Además, si Adán hubiera sido creado con un alma inmortal que hubiera de ser atormentada para siempre en un infierno de fuego si él pecaba, ¿por qué no se le advirtió esto? 
¿Por qué se le dijo únicamente que moriría y volvería al polvo? 
¡Qué injusto habría sido condenar a Adán a tortura eterna por su desobediencia, pero no advertirle que esto podría sucederle! 
Sin embargo, con Dios “no hay injusticia”. (Deuteronomio 32:4.
No había que dar advertencia a Adán acerca de un infierno de fuego para las almas inmortales de los inicuos. 
Tal infierno no existía, ni existían las almas inmortales.
 (Jeremías 19:5; 32:35.) No existe tormento eterno en el polvo del suelo.


El uso de “alma” en la Biblia
 En las Escrituras Hebreas la palabra española “alma” es traducción de la palabra hebrea né·fesch, que aparece más de 750 veces. 
Su equivalente en las Escrituras Griegas es psy·kjé, que aparece más de 100 veces. 
La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras vierte esas palabras consecuentemente “alma”. 
Otras versiones de la Biblia emplean una variedad de palabras. 
Incluso existen versiones bìblicas, que son inconsecuentes con la traducciòn de la palabra nè-fesch, como se puede ver en esta traducciòn.








Algunas de las maneras como diferentes versiones de la Biblia en español traducen né·fesch son: alguno, alma, animal, bestia, cadáver, corazón, cosa, hombre, interior, mí, persona, seno, ser, suspiro, vida, yo. 
Y traducen psy·kjé así: alma, apetito, corazón, persona, ser, vida.

12 En la Biblia se llama né·fesch a las criaturas marinas: “Toda alma viviente que hay en las aguas”. (Levítico 11:10.






La palabra puede referirse a animales terrestres: “Produzca la tierra almas vivientes según sus géneros, animal doméstico y animal moviente y bestia salvaje”. (Génesis 1:24.
Centenares de veces né·fesch significa personas. “Todas las almas que procedieron de la parte superior del muslo de Jacob llegaron a ser setenta almas.” (Éxodo 1:5.) 
Un ejemplo del uso de psy·kjé de ese modo es el de 1 Pedro 3:20. 
Se habla ahí del arca de Noé, “en la cual unas pocas personas, es decir, ocho almas, fueron llevadas a salvo a través del agua”.


13 En la Biblia se usa la palabra “alma” de muchas otras maneras. Génesis 9:5 dice: “Su sangre de sus almas la reclamaré”. Aquí se señala que el alma tiene sangre. 

Éxodo 12:16 dice: “Solo lo que cada alma necesite comer, solo eso puede hacerse para ustedes”. En este caso se indica que el alma come. 

Deuteronomio 24:7 habla de un hombre que ‘secuestre a un alma de sus hermanos’. Obviamente no se secuestraba a un alma inmortal. 

Salmo 119:28 dice: “Mi alma se ha desvelado de desconsuelo”. Así que el alma hasta puede perder el sueño.

 La Biblia muestra también que el alma es mortal. Muere. “Esa alma tiene que ser cortada de su pueblo.” (Levítico 7:20.) “No podrá venir hacia ninguna alma muerta.” (Números 6:6.) “Nuestras almas han de morir.” (Josué 2:14.) “Cualquier alma que no escuche a ese Profeta será completamente destruida.” (Hechos 3:23.) “Toda alma viviente murió.” (Revelación 16:3.)


14 Está claro que el uso de né·fesch y psy·kjé en la Biblia muestra que el alma es la persona o, en el caso de los animales, la criatura. No es una parte inmortal de un individuo. En realidad, né·fesch hasta se emplea al hablar de Dios mismo: “Su alma ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia”. (Salmo 11:5.)

Muchos eruditos concuerdan
15 Muchos eruditos concuerdan en que la Biblia no habla acerca de un alma inmortal. The Concise Jewish Encyclopedia (La enciclopedia judía concisa) declara: “La Biblia no presenta doctrina alguna de la inmortalidad del alma, ni surge esta de manera clara en la literatura rabínica antigua”. 

The Jewish Encyclopedia (La enciclopedia judía) dice: “La creencia de que el alma continúa su existencia después de la disolución del cuerpo es un asunto de teorizar filosófico o teológico, más bien que de simple fe, y por ende no se enseña expresamente en ninguna parte de la Santa Escritura”. 

The Interpreter’s Dictionary of the Bible (El diccionario bíblico del intérprete) comenta: “La néfesch [...] no continúa existiendo como cosa que no dependa del cuerpo, sino que muere con él. [...] Ningún texto bíblico autoriza la declaración de que el ‘alma’ se separa del cuerpo al momento de la muerte”.


16 Además, el Expository Dictionary of Bible Words (Diccionario expositivo de palabras bíblicas) dice: “Como se ve, en el A[ntiguo] T[estamento] ‘alma’ no indica ninguna parte inmaterial de los seres humanos que continúe después de la muerte. 

[Né·fesch] significa esencialmente vida como la experimentan de manera singular las personas. [...] El significado básico de [psy·kjé] queda establecido por la palabra que le corresponde en el A[ntiguo] T[estamento], más bien que por su significado en la cultura griega”. 

Y The Eerdmans Bible Dictionary (El diccionario bíblico Eerdmans) declara que, en la Biblia, la palabra alma “no designa una parte del ser humano, sino a la persona entera. [...] En este sentido los seres humanos no tienen almas... son almas”. (Cursivas nuestras.)

17 Hasta la New Catholic Encyclopedia (Nueva enciclopedia católica) reconoce: 
“Las palabras bíblicas para alma significan comúnmente la persona completa”. 
Añade: “No hay dicotomía [división] de cuerpo y alma en el A[ntiguo] T[estamento]. [...] 
El término [né·fesch], aunque traducido mediante nuestra palabra alma, nunca significa alma a diferencia del cuerpo o de la persona particular. [...] 
El término [psy·kjé] es la palabra del N[uevo] T[estamento] que corresponde a [né·fesch]. [...]

 La idea de que el alma sobreviva después de la muerte no se percibe fácilmente de la Biblia”. 

Y el francés Georges Auzou, profesor católico de Sagrada Escritura, escribe en su libro La Parole de Dieu (La Palabra de Dios): 
“El concepto del ‘alma’, con el significado de una realidad puramente espiritual, inmaterial, separada del ‘cuerpo’, [...] no existe en la Biblia”.


18 Por eso The Encyclopedia Americana (La enciclopedia estadounidense) comenta:
 “El concepto del hombre en el Antiguo Testamento es el de una unidad, no una unión de alma y cuerpo. 
Aunque la palabra hebrea [né·fesch] se traduce frecuentemente ‘alma’, sería inexacto leer en ella un significado griego. 
[...] [Né·fesch] nunca se concibe como algo que obre por separado del cuerpo. 
En el Nuevo Testamento la palabra griega [psy·kjé] se traduce a menudo ‘alma’, pero, de nuevo, no debe haber presteza en entender que tenga el significado que la palabra tenía para los filósofos griegos. 

[...] La Biblia no da una descripción clara de cómo sobrevive una persona después de la muerte”. 
Añade: “Los teólogos han tenido que recurrir a las consideraciones de los filósofos en busca de un medio adecuado de describir la supervivencia del individuo después de la muerte”.

No de la Biblia, sino de la filosofía
19 Es cierto que los teólogos adoptaron las ideas de los filósofos paganos para formular la doctrina del alma inmortal.

 La obra francesa Dictionnaire Encyclopédique de la Bible (Diccionario enciclopédico de la Biblia) dice: 
“El concepto de la inmortalidad es producto del pensamiento griego”. 

The Jewish Encyclopedia (La enciclopedia judía) afirma: “La creencia de la inmortalidad del alma llegó a los judíos por el contacto con el pensamiento griego y sobre todo mediante la filosofía de Platón, su principal exponente”, quien vivió en el siglo IV antes de Cristo. 
Esto era lo que creía Platón: “¡El alma es inmortal e imperecedera, y nuestra alma ciertamente existirá en otro mundo!” (Diálogos de Platón).

20 ¿Cuándo se infiltró en el cristianismo esa filosofía pagana? The New Encyclopædia Britannica (La nueva enciclopedia británica) dice: 
“Desde mediados del siglo II d.C., los cristianos que habían recibido alguna educación en la filosofía griega empezaron a sentir la necesidad de expresar su fe en los términos de esta, 
tanto para su propia satisfacción intelectual como para convertir a los paganos educados. 
La filosofía que más les convino fue el platonismo”.

 Por eso, como dice esa enciclopedia, “los filósofos cristianos primitivos adoptaron el concepto griego de la inmortalidad del alma”. 
Hasta el papa Juan Pablo II reconoció que la doctrina del alma inmortal incluye “teorías de ciertas escuelas de filosofía griega”. 
Pero el aceptar teorías de la filosofía griega significó que la cristiandad había abandonado la verdad sencilla expresada en Génesis 2:7: “El hombre vino a ser alma viviente”.


21 Con todo, la enseñanza del alma inmortal se remonta a un tiempo de mucho antes de Platón. 
En el libro The Religion of Babylonia and Assyria (La religión de Babilonia y Asiria), por Morris Jastrow, leemos: 
“El problema de la inmortalidad [...] ocupó la atención seria de los teólogos babilonios. [...] 
La muerte era pasar a otra clase de vida”. 

Además, el libro Egyptian Religion (Religión egipcia), por Siegfried Morenz, declara: 
“Los egipcios primitivos consideraban la vida después de la muerte sencillamente como una continuación de la vida en la Tierra”. 

The Jewish Encyclopedia (La enciclopedia judía) señala la relación entre esas religiones antiguas y Platón cuando dice que Platón llegó a la idea de un alma inmortal “mediante misterios órficos y eleusinos en los cuales se combinaban extrañamente puntos de vista babilonios y egipcios”.





22 Por lo tanto, la idea del alma inmortal es antigua. 
De hecho, ¡tiene sus raíces en los albores de la historia humana! 
Después que Adán hubo recibido la advertencia de que moriría si desobedecía a Dios, a Eva la esposa de Adán se le expresó un punto de vista contrario. Se le dijo: “Positivamente no morirán”. 

En aquella ocasión se sembraron las semillas de la doctrina del alma inmortal. 
Y desde entonces una cultura tras otra ha adoptado el punto de vista pagano de que ‘uno en realidad no muere, sino que sigue viviendo’. 
Esto incluye a la cristiandad, la cual llevó a sus seguidores a la apostasía en oposición a los propósitos y la voluntad de Dios. (Génesis 3:1-5; Mateo 7:15-23; 13:36-43; Hechos 20:29, 30; 2 Tesalonicenses 2:3, 7.)


23 ¿Quién condujo a los humanos a creer esa mentira?

 Jesús identificó a ese cuando dijo a los líderes religiosos de su tiempo: 
“Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. [...] Cuando habla la mentira, habla según su propia disposición, porque es mentiroso y el padre de la mentira”. (Juan 8:44.
Sí, fue Satanás quien desarrolló la idea del alma inmortal para alejar de la adoración verdadera a la gente. 

Como se ve, el derrotero de vida de uno y lo que pueda esperar para el futuro se colocan en la senda incorrecta si uno cree en doctrinas que se hayan derivado de la primera mentira que se registra en la Biblia, aunque en aquel tiempo Eva quizás entendió que la serpiente quería decir simplemente que ella, como criatura de carne, no moriría en absoluto.


24 La Biblia no enseña que los humanos tengan un alma inmortal. 
Entonces, ¿por qué habla de la esperanza de vida eterna? 
Además, ¿no dice la Biblia en 1 Corintios 15:53: “Esto que es mortal tiene que vestirse de inmortalidad”? 
¿Y no fue Jesús al cielo después de su resurrección, y enseñó que otras personas también podrían ir al cielo? 



Ejerzan fe para alcanzar vida eterna
Tengan fe que resulte en conservar viva el alma.’ (Hebreos 10:39.)
EN NINGUNA parte dice la Biblia que los seres humanos tengan un alma inmortal que sobreviva a la muerte del cuerpo y que siga viviendo para siempre en la región de los espíritus. 
Hasta la New Catholic Encyclopedia (Nueva enciclopedia católica) reconoce: “La idea de que el alma sobreviva después de la muerte no se percibe fácilmente de la Biblia. 

[...] En el A[ntiguo] T[estamento] el alma no se refiere a una parte del hombre, sino al hombre completo... al hombre como ser viviente. 
De igual manera, en el N[uevo] T[estamento] significa la vida humana: la vida de la persona”. 
Así que los humanos no tienen almas; son almas.

2 Como se señaló en el artículo anterior, el creer en un alma inmortal es un concepto pagano que se remonta a tiempos tempranos de la historia. 
Su autor es el que contradijo la clara declaración de Dios de que el hombre ‘positivamente moriría’ si desobedecía. (Génesis 2:17.

Fue el opositor, Satanás el Diablo, quien dijo: “Positivamente no morirán”. (Génesis 3:4.

Y eso fue una mentira. (Juan 8:44.
Posteriormente Satanás fomentó la doctrina de la inmortalidad del alma humana. 
Pero la verdad sobre la condición del hombre después de la muerte es como la señala la Palabra inspirada de Dios en Eclesiastés 9:5: “Los muertos [...] no tienen conciencia de nada en absoluto”. (Romanos 5:12.)


La esperanza de vida eterna
3 Aunque la Biblia muestra claramente que no hay tal cosa como un alma inmortal, sí dice mucho sobre la vida eterna. 

La esperanza de vida sin fin fue una enseñanza fundamental de Jesús. 
Él dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo”. (Juan 17:3.
Respecto a los que ejercen fe en Dios y en Cristo, Jesús declaró: “Yo les doy vida eterna”. (Juan 10:28.
Con confianza absoluta dijo: “El que cree tiene vida eterna. [...] Vivirá para siempre”. (Juan 6:47, 51.
Y también dijo: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16.)


4 Puesto que no hay un alma inmortal que sobreviva a la muerte, 
¿cómo se realizará la promesa bíblica de la vida eterna?

 Jesús dio más información sobre esto cuando visitó a Marta y María después que el hermano de ellas, Lázaro, había muerto. 
Dijo a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir”. 
Entonces preguntó a Marta: “¿Crees tú esto?”. 
Ella contestó: “Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios”. (Juan 11:25-27.)


5 Para demostrar que, como el Hijo de Dios, se le había facultado para resucitar a muertos, Jesús fue a la tumba de Lázaro. 
Este había estado muerto por cuatro días, y su cuerpo había empezado a descomponerse.
 No obstante, “[Jesús] clamó con fuerte voz: ‘¡Lázaro, sal!’.

 El hombre que había estado muerto salió con los pies y las manos atados con envolturas, y su semblante estaba envuelto en un paño. 
Jesús les dijo: ‘Desátenlo y déjenlo ir’”. (Juan 11:43, 44.) ¡Lázaro, que estaba muerto, había sido resucitado!


6 A Lázaro no se le hizo regresar del cielo ni de ningún otro lugar de la región de los espíritus.

No había ido a la región de los espíritus cuando murió, sino que había estado inconsciente en la tumba, donde están todos los muertos. 
(Salmo 146:4; Juan 3:13; Hechos 2:34.
No tendría sentido creer que el alma inmortal de Lázaro hubiera estado disfrutando de la dicha celestial y que después aquella alma hubiera sido tomada del cielo para que volviera a unirse con el cuerpo imperfecto de Lázaro en la Tierra a fin de que viviera otra vez en un mundo lleno de sufrimiento, enfermedades y muerte. 
Pero como él no estaba en el cielo, el que se le hubiera devuelto la vida fue causa de alegría, 
pues significó que viviría unos años más y se reuniría con sus seres queridos. 
Más adelante, volvería a morir.


7 Cuando Jesús resucitó a una jovencita que había estado muerta, los padres de ella “estuvieron fuera de sí con gran éxtasis”. (Marcos 5:42.
Sin embargo, con el tiempo aquella niña también murió de nuevo. 
Cuando Jesús le devolvió la vida al hijo muerto de la viuda de Naín, “el temor se apoderó de todos, y se pusieron a glorificar a Dios”. (Lucas 7:16.
Pero con el tiempo aquel hombre también murió. 
En cuanto a esos milagros, The New International Dictionary of New Testament Theology (El nuevo diccionario internacional de teología del Nuevo Testamento) afirma:
 “Las personas a quienes Cristo resucitó durante su ministerio terrestre tenían que morir, pues aquellas resurrecciones no otorgaban inmortalidad”.

8 ¿Por qué resucitó Jesús a aquellas personas? 
No fue para otorgarles vida eterna en aquel tiempo, sino para demostrar que él era el Mesías y para manifestar lo que por el poder de Dios estaba capacitado para hacer. 
Aquello edificó fe en la esperanza de la resurrección y de la vida eterna bajo la gobernación futura del Reino celestial de Dios en las manos de Cristo. (Mateo 6:9, 10; Juan 11:41, 42.).


9 Marta estaba al tanto de aquella esperanza debido a su asociación con Jesús, pues ella le había dicho antes respecto a Lázaro: 
“Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día”. (Juan 11:24.
Ella sabía que la resurrección no acontecería en su último día (el de Lázaro), sino en el futuro, “en el último día”... el Día del Juicio, 
cuando los muertos serían resucitados bajo la gobernación del Reino de Dios. 

El apóstol Pablo sabía eso también, pues dijo: “[Dios] ha fijado un día en que se propone juzgar la tierra habitada con justicia”. (Hechos 17:31.
Pablo dijo además: “Va a haber resurrección así de justos como de injustos”. (Hechos 24:15.
No dijo que la resurrección ya estaba sucediendo, sino que ‘iba a haber’ resurrección en el futuro... bajo la gobernación del Reino.


10 En el libro Immortality of the Soul or Resurrection of the Dead? 
(¿Inmortalidad del alma, o resurrección de los muertos?),
 el profesor Oscar Cullmann, protestante francés, escribe:

 “Hay una diferencia radical entre la expectativa cristiana de la resurrección de los muertos y la creencia griega de que el alma es inmortal. 

[...] Aunque posteriormente el cristianismo estableció una relación entre estas dos creencias, y hoy el cristiano de término medio las confunde por completo, no veo razón alguna para ocultar lo que yo y la mayor parte de los eruditos consideramos que es la verdad. 

[...] La vida y el pensamiento del Nuevo Testamento están enteramente dominados por fe en la resurrección. 
[...] El hombre entero, que realmente está muerto, vuelve a la vida por medio de un nuevo acto creativo de Dios”.


La resurrección... ¿dónde?
11 Cuando Dios creó a los humanos, les dio la Tierra como su hogar eterno y se propuso llenar de una raza de gente justa este planeta. (Génesis 1:26-28; Salmo 115:16.

La Biblia se refiere a Jehová como “el Formador de la tierra y el Hacedor de ella, Él, Aquel que la estableció firmemente, que no la creó sencillamente para nada, que la formó aun para ser habitada”. (Isaías 45:18.)


12 A pesar de miles de años de imperfección y muerte desde que el hombre se rebeló, todavía el propósito de Dios es que la Tierra sea el hogar eterno de la humanidad: 
“Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella”. (Salmo 37:29.)
 “Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra.” (Mateo 5:5.

Por eso, cuando Jesús devolvió la vida a varios muertos, los resucitó aquí mismo en la Tierra, y otras personas los reconocieron inmediatamente como las personas que habían estado muertas. 
Eso confirmó que bajo la gobernación del Reino los muertos serán resucitados en la Tierra para tener la oportunidad de vivir para siempre en ella. 
(Revelación 20:12, 13.
Eso cumplirá el propósito de Dios respecto a los humanos y la Tierra. (Isaías 46:9-11; 55:11; Tito 1:1, 2.)






13 No obstante, puesto que las iglesias de la cristiandad creen en la inmortalidad del alma, esto les presenta un dilema: 
¿Cómo pueden conciliar ellas la resurrección del “hombre entero”, como Jesús la demostró, con el creer en un alma inmortal que ya existe en el cielo o en el infierno? 
The Catholic Encyclopedia (La enciclopedia católica) afirma:
 “El Cuarto Concilio de Letrán enseña que todos los seres humanos, sean escogidos o réprobos, ‘se levantarán de nuevo con los propios cuerpos que actualmente llevan consigo’”. 
Añade: “Como el cuerpo es el acompañante de los delitos del alma, y el compañero de sus virtudes, la justicia de Dios parece exigir que el cuerpo comparta el castigo y la recompensa del alma”. 
Según esta creencia, el cuerpo será unido de nuevo con el alma en el cielo o en el infierno. 
¿Por cuánto tiempo? 
“A los cuerpos levantados tanto de santos como de pecadores se les concederá inmortalidad”, sostiene esa fuente.


14 En el libro The Future Life (La vida futura), por el jesuita J. C. Sasia, leemos: 
“Por lo tanto, la vida en el cielo será una de placeres también mediante los sentidos glorificados [del cuerpo reunido con el alma]”. 

Tocante a los cuerpos reunidos con sus almas en el infierno, esa fuente alega: 
“En el infierno, después de la resurrección [del cuerpo], todo sentido del cuerpo humano tendrá su propio castigo particular [...] El sentido del tacto será especialmente atormentado, porque es particularmente mediante los pecados de la carne como los réprobos han ofendido a Dios. [...] La asociación de estos con sus cuerpos será para ellos causa de tormentos y sufrimientos adicionales”.




15 Así que el que la cristiandad aceptara el concepto pagano de la inmortalidad del alma preparó el terreno para que aceptara también el concepto pagano de la atroz tortura de las almas —y hasta de los cuerpos— en el infierno para siempre. 

Sin embargo, respecto a la antigua práctica de quemar a niños como sacrificios a dioses falsos Jehová declaró: ‘Queman a sus hijos en el fuego como holocaustos al Baal, cosa que yo no había mandado ni de la cual había hablado, y que no había subido a mi corazón’. (Jeremías 19:5.





De modo que es una blasfemia enseñar que Dios tortura a la gente por la eternidad, cuando su propia Palabra muestra claramente que los malhechores impenitentes serán destruidos, eliminados. 
“Cualquier alma que no escuche a ese Profeta [Jesús] será completamente destruida.” (Hechos 3:23; véanse también Mateo 10:28; Lucas 17:27; Juan 3:16; 2 Pedro 2:12; Judas 5.)


La inmortalidad
16 Sin embargo, ¿no enseña la Biblia que se llevaría a seres humanos al cielo para que tuvieran una vida inmortal allá? 
Sí; lo hace. 

Pero esto no tiene nada que ver con almas humanas inmortales. 
La inmortalidad viene como resultado de que la persona sea resucitada como creación celestial o espiritual (como lo fue Jesús) y no de que tenga un alma inmortal que haya sobrevivido a la muerte. 
La recompensa futura de la inmortalidad se ofrecía a algunos seres humanos fieles cuya personalidad era como la de Cristo, y se realizaría solamente cuando Cristo recibiera el poder del Reino en el cielo, no inmediatamente después de la ascensión de Cristo al cielo en el primer siglo. (Salmo 110:1; 1 Corintios 15:53, 54.)


17 Además, esa esperanza se ofrecía a un número relativamente pequeño de la familia humana. 
Jesús los llamó un “rebaño pequeño”. (Lucas 12:32.

Los que forman este grupo, que ascienden a 144.000, son resucitados a la vida celestial como criaturas de espíritu inmortales para gobernar sobre la Tierra con Cristo en su Reino celestial. 
(2 Pedro 3:13; Revelación 7:4; 14:1, 4; 20:4.
Con el tiempo, la Tierra sobre la cual gobernarán será habitada por seres humanos que habrán sido perfeccionados, quizás miles de millones de ellos. 

Muchos de esos humanos serán los que volverán a la Tierra en la “resurrección así de justos como de injustos”. (Hechos 24:15.
Pero habrá otros que alcanzarán la vida en el nuevo mundo, aparte de los que sean resucitados de entre los muertos. 
¿Quiénes serán esos?


No morirán jamás’
18 Aunque la esperanza segura para los muertos es la resurrección, hay otra esperanza maravillosa en nuestro tiempo. 
Tiene que ver con lo que Jesús pasó a decirle a Marta. Después de decir: 
“El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir [en la resurrección]”, 
Jesús añadió: “Y todo el que vive y ejerce fe en mí no morirá jamás”. (Juan 11:25, 26.
En esta última declaración Jesús predijo algo asombroso: ¡Vendría el tiempo en que personas que estuvieran vivas ya no tendrían que morir! 
Pero ¿cuándo sucedería eso?


19 ¡Ahora —el tiempo en que vivimos— es el tiempo en que se realizará esa promesa! 

Todas las pruebas indican que estamos muy cerca del fin de este mundo malvado. 
(Mateo 24:3-14; 2 Timoteo 3:1-5, 13.
Por eso, las personas que en la actualidad ejercen fe en Dios y en su Hijo tienen la emocionante esperanza de sobrevivir al fin de este sistema y pasar con vida al nuevo mundo de Dios... 
¡y no morir jamás! 
Revelación 7:9, 14 dice que ellas componen “una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, [...] que salen de la gran tribulación” y a quienes Dios conserva con vida porque han ejercido fe. 
Jesús dijo que la disolución venidera del sistema inicuo actual sería una “gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder”. 
(Mateo 24:21; véanse también Proverbios 2:21, 22; Salmo 37:10, 11, 34.)






20 Por todo el mundo, ya millones de personas de la gran muchedumbre que quieren vivir para siempre en la Tierra ejercen fe en las promesas de Dios y en aquel a quien él ha autorizado para ser “la resurrección y la vida”, Jesucristo. 

Y se han dedicado a Dios y han simbolizado esto por bautismo en agua. 
(Mateo 28:19, 20.
Reconocen que deben su salvación por completo a “Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero”, Jesucristo. (Revelación 7:10.)


21 Los de la gran muchedumbre que sobrevivan al fin de este mundo no tendrán que ser resucitados de entre los muertos, ¡porque ‘no morirán jamás’! 
¿Está dando usted los pasos para ser uno de ellos? 
Si así es, 
¡qué privilegio singular y asombroso tiene ante sí!: 

¡sobrevivir al fin del malvado sistema de Satanás y entrar en una justa nueva era, donde alcanzará salud perfecta y vida eterna en una Tierra paradisíaca!
 (Lucas 23:43; Revelación 21:4, 5.

Por aprender cuál es la voluntad de Dios y perseverar en hacerla, usted puede demostrar que ‘no es de la clase que se retrae para destrucción’. 
También puede ‘tener fe que resulte en conservar viva el alma’. (Hebreos 10:39; 1 Juan 2:15-17; Revelación 7:15.)