Os habéis adentrado en un desierto
armados hasta los dientes,
con dardos impregnados del veneno de la maldad,
espadas con el filo de las calumnias,
flechas lanzadas con la fuerza
que produce la tensa cuerda de la soberbia,
disparos cargados con la certeza del odio,
vuestros pies calzados con las botas del orgullo,
y vuestras alforjas,
llenas del pan con que os alimentáis
mientras os adentráis en este desierto.
Pan amasado en la oscuridad de noches de tormentas,
cubiertas de negras nubes,
de las que habéis cogido la negra harina de los celos,
y mientras vertéis en ella la sal de la avaricia,
os regocijáis de vuestro inminente triunfo
dejando la masa fermentar después de vaciar en ella,
toda la levadura de vuestro cinismo,
y pedís ayuda por todos lados,
para calentar el horno que habéis encendido,
y después de cocido,
arrancando de mi corazón la harina
blanca de mi inocencia,
cubrís ese negro pan con ella,
y lo enseñáis al mundo como si vuestros corazones
fueran los más puros,
y enseñáis al mundo,
el amargo ajenjo que bebéis,
como si fuese agua refrescante y cristalina,
y el mundo os aplaude reflejándose en vosotros,
y alzando las manos todos al unísono decís:
¡”Que buenos somos”!.
Pero la vida hace que siempre salga la verdad,
tal como después de una noche negra y profunda,
así como va amaneciendo poco a poco,
tal como aclara el día,
así va saliendo la verdad,
solo hay que estar despierta
y esperar que salga el Sol,
ese mismo Sol que acaricia con sus rayos,
los corazones oprimidos,
es el mismo que se convierte en fuego abrasador
que derrite la soberbia,
solo que a veces parece que tarda tanto en amanecer.
Y tú, si tan ciega eres, justicia, como dicen por ahí,
¿Por qué entonces no usas tus manos
para arrullar mi corazón,
y asì yo esperar tranquila que amanezca el día,
y levantarme y salir al balcón de la vida y respirar,
respirar, respirar....?
¡Oye mamà!....¡Oye papà....!
¿Cuàndo vàis a venir a buscarme?
Es que estoy cansadita y tengo penitas en mi corazòn
Hablo acerca de lo que existe. segùn yo. Aunque no estoy muy seguro de que yo...sea yo. Porque de que este no era el planeta......... estoy seguro. pero lo que si es cierto, que mi Dios y su hijo amado Jesucristo, saben muy bien...quien soy yo. Pues yo soy....... ese que està allà. ¡Si! el que està acariciando ese caballito. que està comiendo su hierba fresca y verde. allì al final. ¿No me vèis?.....¿de verdad que no me vèis?... ¡¡Recòrcholis!!. ¿Serà que aùn no resucito?.