sábado, 14 de octubre de 2017

Ventajas de una traducciôn


Este es de un artîculo cogido de internet
Ventajas de una traducciôn

Una consideración de su lenguaje moderno, su uniformidad, sus cuidadosas maneras de verter los verbos y su expresión dinámica de la Palabra inspirada de Dios.
EN LOS últimos años se han publicado varias traducciones modernas de la Biblia que han ayudado mucho a los que aman la Palabra de Dios a captar rápidamente el sentido de los escritos originales. Sin embargo, muchas traducciones han eliminado del registro sagrado el empleo del nombre divino. 
Por otra parte, la Traducción del Nuevo Mundo dignifica y honra el estimable nombre del Dios Altísimo al restaurarlo a su lugar legítimo en el texto. 
El nombre aparece ahora en 6.973 lugares en la sección de las Escrituras Hebreas, así como en 237 lugares en la sección de las Escrituras Griegas, un total de 7.210 lugares en conjunto.

Normalmente los hebraístas prefieren, en inglés, la forma Yahweh o, en español, Yahveh, pero hoy es imposible precisar la pronunciación exacta. 
Por lo tanto, en la Traducción del Nuevo Mundo en inglés se sigue usando la forma latinizada Jehovah [en la versión en español se ha usado Jehová], que es la forma inglesa más comúnmente aceptada del Tetragrámaton o nombre hebreo de cuatro consonantes יהוה. El hebraísta R. H. Pfeiffer hizo la siguiente observación: “Prescindiendo de lo que se diga sobre su origen incierto, ‘Jehovah’ es y debe seguir siendo la traducción apropiada de Yahweh al inglés”.

 La Traducción del Nuevo Mundo no es la primera versión que restaura el nombre divino a las Escrituras Griegas Cristianas. Por lo menos desde el siglo XIV en adelante muchos traductores se han sentido obligados a devolver el nombre de Dios al texto, particularmente en lugares donde los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas citan textos de las Escrituras Hebreas que contienen el nombre divino. Muchas versiones misionales en lenguas modernas —entre ellas versiones de las Escrituras Griegas en lenguas de África, Asia, las Américas y las islas del Pacífico— usan libremente el nombre Jehová, como lo hacen algunas versiones en lenguas de Europa. Dondequiera que se vierte el nombre divino se elimina toda duda en cuanto a de qué “señor” se habla. Es el nombre del Señor del cielo y la Tierra, Jehová, el que se santifica cuando se le mantiene singular y distinto en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras.

 La Traducción del Nuevo Mundo sigue santificando el nombre de Jehová al presentar las Escrituras inspiradas en lenguaje claro, entendible, que comunica con claridad a la mente del lector el significado que su Autor se propuso. Usa lenguaje sencillo y moderno, es tan uniforme como es posible en las lecturas que presenta, y transmite con exactitud la acción o el estado que expresan los verbos hebreos y griegos; en inglés, esta traducción distingue entre el plural y el singular en el uso del pronombre “you”, que en ese idioma puede ser tanto “tú” como “ustedes” o “vosotros”, y en el uso de la forma imperativa del verbo cuando el contexto no aclara el número. De estas y otras maneras la Traducción del Nuevo Mundo saca a relucir al mayor grado posible en habla moderna el vigor, la belleza y el sentido de los escritos originales.

VERTIDA EN LENGUAJE MODERNO

 Traducciones de la Biblia de algún tiempo atrás contienen muchas palabras anticuadas que pertenecen a los siglos XVI y XVII. Aunque no se entienden ahora, se entendían bien entonces. Por ejemplo, un hombre que tuvo mucho que ver con incluirlas en la Biblia inglesa fue William Tyndale, de quien se informa que dijo a uno de sus opositores religiosos: ‘Si Dios guarda mi vida, antes de muchos años haré que el muchacho que empuja el arado conozca más de las Escrituras que usted’. La traducción de Tyndale de las Escrituras Griegas era lo suficientemente sencilla en su tiempo como para que el muchacho que araba la entendiera. No obstante, ahora muchas de las palabras que él usó se han hecho anticuadas, y ‘el muchacho que empuja el arado’ ya no puede entender claramente el significado de muchas palabras de la Versión Autorizada y otras versiones antiguas de la Biblia en inglés. Por eso se ha hecho necesario eliminar el velo del lenguaje anticuado y poner de nuevo la Biblia en el lenguaje corriente del hombre común.
5 Fue el lenguaje del hombre común el que se usó al escribir las Escrituras inspiradas. Los apóstoles y otros cristianos primitivos no usaron el griego clásico de filósofos como Platón. Usaron el griego cotidiano o común, el koiné. Por consiguiente, las Escrituras Griegas, al igual que las Escrituras Hebreas antes, se escribieron en el lenguaje de la gente. Por lo tanto, es sumamente importante que las traducciones de las Escrituras originales también estén en el lenguaje de la gente, para que sea posible entenderlas fácilmente. A eso se debe que la Traducción del Nuevo Mundo no use el lenguaje anticuado de hace tres o cuatro siglos, sino habla moderna clara y expresiva que permite que los lectores realmente se enteren de lo que dice la Biblia.
6 Para tener alguna idea de cómo ha cambiado el español de un siglo a otro, note las siguientes comparaciones de la Versión Scío de San Miguel, publicada en 1869, con la Traducción del Nuevo Mundo en español, publicada aproximadamente un siglo después. “El lino en las vaynillas brotaba ya” llega a ser “el lino tenía botones de flor” (Éxo. 9:31), “tú quando orares” llega a ser “tú, [...] cuando ores” (Mat. 6:6), “paralytico” llega a ser “paralítico” (Mar. 2:3), “plaza” llega a ser “carnicería” (1 Cor. 10:25), “solo que el que está firme ahora, manténgase, hasta que sea quitado de en medio” se convierte en “solo hasta que el que ahora mismo está obrando como restricción llegue a estar fuera del camino” (2 Tes. 2:7), y así por el estilo. Con esto puede apreciarse bien lo valioso de que la Traducción del Nuevo Mundo use palabras de la actualidad en vez de palabras anticuadas.
UNIFORMIDAD DE TRADUCCIÓN
7 La Traducción del Nuevo Mundo hace todo esfuerzo por ser consecuente al verter la materia bíblica. Para una palabra hebrea o griega dada se ha asignado una palabra en el idioma de la Traducción del Nuevo Mundo, y esta se ha usado tan uniformemente como lo han permitido la estructura lingüística o el contexto para comunicar de lleno el sentido en el idioma moderno. Por ejemplo, la palabra hebrea né·fesch se traduce consecuentemente “alma”. La palabra griega correspondiente, psy·kjé, se traduce “alma” cada vez que aparece.
8 En algunos lugares ha surgido un problema en cuanto a la traducción de homógrafos. Los homógrafos son palabras del idioma original que tienen igual ortografía pero diferentes significados básicos. Esto dificulta el suministrar a la palabra el significado correcto al traducirla. En español hay homógrafos como “haya” (árbol) y “haya” (del verbo haber) o “canto” (piedra) y “canto” (canción), que se escriben de igual manera pero son palabras de sentido obviamente diferente. Un ejemplo bíblico es el término hebreo rav, que representa raíces claramente diferentes y que, por lo tanto, se vierte de varios modos en la Traducción del Nuevo Mundo. Rav tiene por lo general el significado de ‘muchos’, como en Éxodo 5:5. Con todo, la palabra rav que se usa en títulos —como en “Rabsaqué” (heb.: Rav-scha·qéh) en 2 Reyes 18:17— significa “primer” o “principal”, como cuando se vierte “su primer oficial de la corte” en Daniel 1:3. (Véase también Jeremías 39:3, nota.) La palabra rav, de forma idéntica, significa “arquero”, lo que explica la lectura que se presenta en Jeremías 50:29. Para diferenciar esas palabras que se escriben idénticamente, los traductores han aceptado como autoridades a peritos en palabras, como L. Koehler y W. Baumgartner.
9 En cuanto a este rasgo de la uniformidad, note lo que dijo Alexander Thomson, comentarista sobre hebreo y griego, en su crítica de la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en inglés: “Está claro que esta traducción es obra de doctos hábiles y diestros, que se han esforzado por extraer del texto griego la máxima expresión, en inglés, de su sentido verdadero. El objetivo de esta versión es adherirse a un solo significado en inglés para cada una de las palabras griegas principales, y ser lo más literal posible. [...] La palabra que por lo general se vierte ‘justificar’ se traduce por lo común muy correctamente ‘declarar justo’. [...] La palabra para la Cruz se vierte ‘madero de tormento’, y esto es otra mejora. [...] Lucas 23:43 se vierte bien: ‘Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso’. Esta lectura es mucho mejor que la que presenta la mayoría de las versiones”. Sobre la traducción de las Escrituras Hebreas, el mismo crítico comentó: “Vale la pena adquirir la Versión del Nuevo Mundo. Es animada y natural, y estimula al lector a pensar y estudiar. No es obra de representantes de la Alta Crítica, sino de doctos que honran a Dios y Su Palabra”. (The Differentiator, abril de 1952, páginas 52-57, y junio de 1954, página 136.)
10 Lo consecuente de la Traducción del Nuevo Mundo ha ganado muchas discusiones técnicas sobre la Biblia en el campo. Por ejemplo, hace unos años una sociedad de librepensadores de Nueva York pidió que la Sociedad Watch Tower enviara a dos conferenciantes para que hablaran a su grupo sobre asuntos bíblicos, y esto se les concedió. Estos eruditos se adherían a la máxima latina: falsum in uno falsum in toto, que significa que si se prueba que un argumento es falso en un solo punto, todo el argumento es falso. Durante la consideración, cierta persona desafió a los testigos de Jehová en cuanto a lo confiable de la Biblia. Pidió que se leyera al auditorio Génesis 1:3, y esto se hizo de la Traducción del Nuevo Mundo: “Y Dios procedió a decir: ‘Llegue a haber luz’. Entonces llegó a haber luz”. Luego, seguro de sí mismo, aquel hombre pidió Génesis 1:14, y este también se leyó de la Traducción del Nuevo Mundo: “Y Dios pasó a decir: ‘Llegue a haber lumbreras en la expansión de los cielos’”. “Un momento —dijo la persona—, ¿qué está leyendo usted? Mi Biblia dice que Dios hizo la luz el primer día, y otra vez el cuarto día, y eso no es consecuente.” Aunque aquel hombre afirmaba que sabía hebreo, hubo que señalarle que la palabra hebrea que se traduce “luz” en el versículo 3 era ʼohr, mientras que la palabra del versículo 14 era diferente, ma·ʼóhr, que se refiere a una lumbrera o fuente de luz. El erudito se sentó, derrotado. La fiel consecuencia de la Traducción del Nuevo Mundo había ganado el argumento y sostenido que la Biblia es confiable y provechosa.
CUIDADOSA TRADUCCIÓN DE VERBOS
11 La Traducción del Nuevo Mundo da atención especial a comunicar el sentido de la acción de los verbos griegos y hebreos. Al proceder así, la Traducción del Nuevo Mundo se esfuerza por conservar el encanto particular, la sencillez, el vigor y la forma de expresión de los escritos en su idioma original. Por lo tanto, ha sido necesario usar verbos auxiliares para comunicar cuidadosamente el estado exacto de las acciones. El vigor de sus verbos da a las Escrituras originales gran dinamismo y poder expresivo en la acción.
12 El verbo hebreo no tiene “tiempos” como se aplica el vocablo “tiempo” en la mayoría de los idiomas de Occidente. En inglés, español y otros idiomas los verbos se consideran particularmente desde el punto de vista del tiempo: pretérito, presente y futuro. El verbo hebreo, por otra parte, solo expresa fundamentalmente el estado de la acción, es decir, la acción se considera o completa (el estado perfecto) o incompleta (el estado imperfecto). Estos estados del verbo hebreo pueden usarse para indicar acciones en el pasado o en el futuro, y lo que determina el tiempo es el contexto. Por ejemplo, el estado perfecto o completo del verbo representa, por supuesto, acciones del pasado, pero también se usa para hablar de un suceso futuro como si ya hubiera tenido lugar y estuviera en el pasado, lo cual mostraría que de seguro sucedería en el futuro, o que por obligación sucederá.
13 El transmitir con exactitud a otro idioma el estado del verbo hebreo es sumamente importante; si esto no se logra, puede torcerse el significado y expresarse un pensamiento completamente diferente. Como ejemplo de esto, considere las expresiones verbales de Génesis 2:2, 3. En muchas traducciones, cuando se habla del reposo de Dios en el séptimo día, se usan expresiones como “reposó”, “descansó”, “cesó”, “había descansado” y “había cesado”. Por estas lecturas uno concluiría que el reposo o descanso de Dios en el séptimo día se completó en el pasado. Pero note cómo da el sentido de los verbos que se usan en el pasaje de Génesis 2:2, 3 la Traducción del Nuevo Mundo: “Y para el día séptimo Dios vio terminada su obra que había hecho, y procedió a descansar en el día séptimo de toda su obra que había hecho. Y Dios procedió a bendecir el día séptimo y a hacerlo sagrado, porque en él ha estado descansando de toda su obra que Dios ha creado con el propósito de hacer”. La expresión “procedió a descansar”, del versículo 2, es un verbo en el estado imperfecto en hebreo, y por lo tanto expresa la idea de una acción incompleta o que continúa. La lectura “procedió a descansar” armoniza con lo que se dice en Hebreos 4:4-7. Por otra parte, el verbo de Génesis 2:3 está en el estado perfecto, pero para que armonice con el versículo 2 y Hebreos 4:4-7 se traduce “ha estado descansando”.
14 Una de las razones para inexactitudes al traducir las formas verbales hebreas es la teoría gramatical llamada hoy la waw consecutiva. Waw (ו) es la conjunción hebrea que básicamente significa “y”. Nunca está sola, sino que siempre va unida a otra palabra (frecuentemente al verbo hebreo) para formar una sola palabra con ella. Se ha alegado, y todavía algunos alegan, que esta relación tiene el poder de pasar al verbo de un estado a otro, es decir, del imperfecto al perfecto (como se ha hecho en muchas traducciones, incluso traducciones modernas, en Génesis 2:2, 3) o del estado perfecto al imperfecto. Este efecto se ha descrito también con la expresión “waw conversiva”. Esta aplicación incorrecta de la forma verbal ha llevado a mucha confusión y a la traducción errónea del texto hebreo. La Traducción del Nuevo Mundo no reconoce que la letra waw pueda cambiar el estado del verbo. Más bien, en ella se trata de presentar el vigor apropiado y distintivo de los estados del verbo hebreo, por lo cual se conserva con mayor exactitud el significado del original.
15 Se ha ejercido un cuidado similar al traducir los verbos griegos. En griego los tiempos verbales no solo expresan el tiempo de una acción o estado, sino también la clase de acción, sea momentánea, comenzada, continua, reiterativa o completada. La atención a tales tiempos en las formas verbales griegas da como resultado una traducción exacta con todo el vigor de la acción que se describe. Por ejemplo, el dar el sentido de la idea continuativa donde esto sucede en el verbo griego no solo presenta el matiz verdadero de una situación, sino que también hace más vigorosa la exhortación y más eficaz el consejo. Por ejemplo, la continua incredulidad de los fariseos y saduceos se hace ver claramente por las palabras de Jesús: “Una generación inicua y adúltera sigue buscando una señal”. Y la necesidad de acción continua en lo correcto se expresa bien por las palabras de Jesús: “Continúen amando a sus enemigos”; “sigan, pues, buscando primero el reino”; “sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá”. (Mat. 16:4; 5:44; 6:33; 7:7.)
16 El griego tiene un tiempo insólito llamado el aoristo, que se refiere a la acción como suceso momentáneo. Los verbos en aoristo pueden verterse de diversas maneras según su contexto. Una manera es de modo que se denote un solo acto de alguna índole, sin relación con algún tiempo particular. Hay un ejemplo de esto en 1 Juan 2:1, donde muchas versiones vierten el verbo para “pecar” de modo que se pueda entender que se sigue en el pecado, mientras que la Traducción del Nuevo Mundo dice “cometan un pecado”, es decir, un solo acto de pecado. Esto transmite el significado correcto de que si el cristiano llega a cometer un acto de pecado, tiene a Jesucristo, quien obra como abogado o ayudante ante el Padre celestial. De modo que 1 Juan 2:1 de ninguna manera contradice la condenación de la ‘práctica del pecado’ que se halla en 1 Juan 3:6-8 y 5:18; solo está en contraste con ella.
17 El tiempo imperfecto del griego no solo puede expresar una acción que continúa, sino también una acción que se intenta pero no se realiza. Nótese cómo lee Hebreos 11:17 en la Versión Scío de San Miguel: “Abraham por fé ofreció á Isaac, quando fué probado; y ofreció á su hijo unigénitó, el que había recibido las promesas”. El verbo “ofreció” difiere en forma en esos dos lugares en el griego. El primero está en el tiempo perfecto (completo), mientras que el segundo está en la forma imperfecta (pasado continuo). La Traducción del Nuevo Mundo, que toma en cuenta los diferentes tiempos, traduce el versículo: “Abrahán, cuando fue probado, ofreció, por decirlo así, a Isaac, y [...] trató de ofrecer a su hijo unigénito”. Así se conserva el sentido de acción completada que el primer verbo expresa, mientras que por el tiempo imperfecto del segundo verbo se indica que la acción se intentó pero no se ejecutó por completo. (Gén. 22:9-14.)
18 La atención cuidadosa a la función de otras partes de la oración, como a los casos de los sustantivos, ha tenido como resultado el que se hayan dilucidado aparentes contradicciones. Por ejemplo, en Hechos 9:7, al referir la notable experiencia de Saulo en camino a Damasco, varias traducciones dicen que sus compañeros de viaje ‘oyeron la voz’, pero no vieron a nadie. Después, en Hechos 22:9, donde Pablo está contando ese incidente, las mismas traducciones dicen que, aunque vieron la luz, ‘no oyeron la voz’. Sin embargo, en la primera referencia la palabra griega para “voz” se halla en el caso genitivo, pero en la segunda referencia se halla en el caso acusativo, como está en Hechos 9:4. ¿A qué se debe esta diferencia? Ninguna se transmite en las traducciones susodichas al español, pero mediante el cambio del caso el griego indica algo diferente. Los hombres oyeron literalmente “de la voz”, pero no la oyeron como la oyó Pablo, o sea, no oyeron las palabras con entendimiento. Por eso la Traducción del Nuevo Mundo, que toma en cuenta el uso del genitivo en Hechos 9:7, dice que los hombres que estaban con él estaban “oyendo, en realidad, el sonido de una voz, pero sin ver a nadie”.
SE INDICA EL PLURAL
19 En algunas traducciones modernas al inglés se han conservado las formas más antiguas de la segunda persona singular “thee”, “thou” y “thy” en los casos en que se habla a Dios. No obstante, en la Biblia, en sus idiomas originales no se usaba ninguna forma especial del pronombre personal para dirigirse a Dios; se usaba la misma forma que se empleaba cuando alguien hablaba a su prójimo. De modo que la Traducción del Nuevo Mundo en inglés ha eliminado esos usos que ahora son hipócritamente devotos, y emplea el pronombre de la conversación normal en cada caso. Para distinguir la segunda persona plural, “you”, de la segunda persona singular, que también es “you”, y para diferenciar verbos cuyo número plural no se manifiesta con claridad en inglés, esas palabras en plural se escriben del todo en versalitas (mayúsculas de igual tamaño que las minúsculas). Al lector (de inglés) le es útil saber si un texto bíblico dado se refiere a “you” (tú o usted) como individuo o a “YOU” (ustedes o vosotros) como grupo de personas, una congregación.
20 Por ejemplo, en Romanos 11:13 Pablo habla a muchos: “Ahora les hablo a ustedes (en inglés: YOU) los que son gentes de las naciones”. Pero en el versículo 17 el griego cambia al singular “tú”, y la aplicación pasa deliberadamente al individuo: “Sin embargo, si algunas de las ramas fueron desgajadas, pero tú [you] [...] fuiste injertado [...]”. En la Traducción del Nuevo Mundo en español no ha sido necesario tomar estas medidas, excepto que la forma plural “ustedes” se ha preferido a “vosotros” por su uso más extenso en países de habla española.
La traducciôn del nuevo mundo en otros idiomas.
21 En 1961 se anunció que la Sociedad Watch Tower se proponía verter la Traducción del Nuevo Mundo a seis de los idiomas más extensamente usados, a saber: alemán, español, francés, holandés, italiano y portugués. Esta obra de traducir se confió a traductores hábiles y dedicados, que trabajaron juntos en las oficinas centrales de la Sociedad Watch Tower en Brooklyn, Nueva York. Sirvieron como un gran comité internacional que trabajó bajo dirección competente. En julio de 1963, en la Asamblea “Buenas Nuevas Eternas” de los Testigos de Jehová en Milwaukee, Wisconsin, E.U.A., las primicias de esta obra de traducir se hicieron accesibles al público al presentarse simultáneamente al auditorio en aquellos seis idiomas la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas. Desde entonces habitantes de la Tierra que hablan idiomas diferentes del inglés han podido disfrutar de las ventajas de esta traducción moderna. Andando el tiempo, la obra de traducir ha continuado hasta el punto de que para 1989 la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras se había presentado en 11 idiomas, y se habían impreso más de 56.000.000 de ejemplares.
AGRADECIMIENTO POR UN INSTRUMENTO PODEROSO
22 Ciertamente la Traducción del Nuevo Mundo es un instrumento poderoso para demostrar que “toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”. Por los puntos que hemos considerado en este estudio podemos comprender que es exacta y confiable, y que puede suministrar gozo genuino a los que desean oír a Dios hablar al hombre conmovedoramente en lenguaje moderno, vivo. El lenguaje de la Traducción del Nuevo Mundo es espiritualmente animador, y rápidamente hace que el lector capte la expresión dinámica de las Escrituras inspiradas originales. Ya no hay que leer y volver a leer los versículos para entender expresiones oscuras. Se expresa con vigor y claridad desde la misma primera lectura.
23 La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras es una traducción fiel de la Palabra de Dios, “la espada del espíritu”. Como tal, es de veras un arma eficaz en la guerra espiritual del cristiano, una ayuda para ‘derrumbar enseñanzas y razonamientos falsos fuertemente atrincherados, levantados contra el conocimiento de Dios’. ¡Cuánto nos capacita para declarar con mejor entendimiento las cosas provechosas y edificantes, las cosas gloriosas relacionadas con el Reino de justicia de Dios... sí, “las cosas magníficas de Dios”! (Efe. 6:17; 2 Cor. 10:4, 5; Hech. 2:11.)