miércoles, 21 de junio de 2017

El Infierno ¿es un lugar de tormento?






ALGUNOS dicen que sí; otros dicen que no; otros sencillamente no saben. La creencia de que el infierno era un lugar de fuego y tormento para las almas impenitentes después que morían era una creencia casi universal en la cristiandad hace unos cuantos siglos. Hoy día, muchas personas la rechazan y prefieren la simple filosofía de que “el infierno existe aquí mismo en la Tierra”. ¿Cuál es la creencia verdadera? ¿Realmente van al infierno las personas malas? ¿Es un lugar de tormento?
Existen muchas teorías acerca del infierno. El concepto medieval era que el infierno era un lugar subterráneo donde pecadores impenitentes sufrían intensa agonía para siempre. Dante, famoso poeta que nació en el siglo XIII, escribió en su obra titulada The Eleven Pains of Hell (Los once dolores del infierno):
Hay árboles ardientes de los cuales cuelgan las almas de los que nunca asistían a la iglesia en esta vida, [...]
Hay un horno ardiente, y al lado hay siete diablos parados que echan las almas culpables en el horno [...]
Las almas culpables no tienen descanso”.
Miguel Ángel representó dicho infierno espantoso en una pintura que hizo en la Capilla Sixtina del Vaticano. Se dice que esta obra asustó muchísimo al papa Paulo III, quien había dado la autorización para que se hiciera la pintura.
Tanto Calvino como Lutero aceptaron la idea católica de un infierno. Hoy día, todavía se acepta la doctrina de un infierno de fuego. Según declara la New Catholic Encyclopedia “la principal característica del infierno es su fuego inextinguible [...] y eterno [...] Cualquier cosa que se quiera dar a entender por los términos ‘fuego inextinguible’ y ‘fuego eterno’, estas no deben considerarse como insignificantes”. El famoso evangelizador estadounidense, Billy Graham, añade: “La enseñanza de un infierno literal se halla en los credos de todas las principales iglesias [...] Dios consideró el infierno como algo tan real que envió a su Hijo unigénito al mundo para salvar del infierno a los hombres”.
No obstante, recientemente se ha desarrollado la tendencia de restar importancia a la enseñanza de que el fuego y el tormento del infierno sean literales y a explicar que estos indican la posibilidad de que uno se pierda y quede eternamente separado de Dios... un tormento mental. Sin embargo, una carta del Vaticano, publicada en 1979 con la aprobación del papa Juan Pablo II, reiteró la creencia de que los pecadores impenitentes van a un infierno ardiente y dio advertencia en contra de esparcir dudas acerca de esta creencia.
Efectos sobre los vivientes
La idea misma de un infierno ardiente ha causado incalculable tormento mental. Juan Bunyan, autor de Pilgrim’s Progress (Progreso del peregrino), escribió que cuando era un niño de solo nueve o diez años de edad le atemorizaban “sueños espantosos, y [...] temblaba al pensar en los terribles tormentos del infierno de fuego”. Muchas otras personas también han sufrido por esto. Un habitante de Durban, República de África del Sur, recuerda lo siguiente: “Cuando era niño, yo tenía terribles pesadillas acerca del infierno y lloraba de noche. Mis amorosos padres se esforzaban por consolarme, pero no podían”.
Por siglos el dogma del infierno de fuego se ha inculcado en la impresionable mente de jovencitos y se ha proclamado desde los púlpitos. ¿Qué efecto ha tenido este concepto en el corazón de la gente? ¿Ha causado que sea más bondadosa, amorosa y compasiva en sus tratos con otros?
Después que el historiador Enrique C. Lea menciona que los que dirigieron la infame Inquisición sentían que sus víctimas heréticas “podían salvarse del fuego eterno mediante el fuego temporal”, él pasa a decir en su libro titulado A History of the Inquisition of the Middle Ages (Historia de la Inquisición de la edad media): “Si un Dios justo y omnipotente infligía venganza divina sobre las criaturas que lo ofendieran, no pertenecía al hombre dudar de la justicia de Sus tratos, más bien, debería imitar Su ejemplo humildemente y regocijarse cuando Él le concediera la oportunidad de hacerlo”.
El historiador español Felipe Fernández Armesto también dice: ‘Es cierto que los tribunales inquisitoriales fueron despiadados al usar la tortura para obtener pruebas; pero de nuevo, las barbaridades de la tortura tienen que juzgarse a la luz de los tormentos que le esperaban en el infierno al herético si no confesaba’. (Cursivas nuestras.)
Muchos religiosos se han convertido en ateos debido a la doctrina del tormento eterno. Hasta Billy Graham reconoce que esta es “la creencia cristiana más difícil de aceptar”. Pero ¿apoya realmente la Biblia esta enseñanza?
¿Es una enseñanza del cristianismo?
Claro que sí, está en la Biblia’, tal vez digan muchos. La Biblia habla de personas que son echadas en un fuego. Pero los simbolismos son comunes en la Biblia. De modo que ¿es este fuego literal, o simbólico? Y si es simbólico, ¿qué representa?
Por ejemplo, Revelación capítulo 20, versículo 15 (Versión Valera, 1934), dice: “Y el que no fué hallado escrito en el libro de la vida, fué lanzado en el lago de fuego”. Pero el versículo 14 dice: “Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego”. ¡Qué extraño! ¿Ha de ser atormentado el infierno mismo? Y ¿cómo se puede arrojar la muerte, una condición, en un fuego literal? La parte final del versículo 14 dice: “Esta [el lago de fuego] es la muerte segunda”. Revelación 21, versículo 8, repite este punto. ¿Qué es esta “muerte segunda”? La Biblia de Jerusalén, una versión católica, añade esta nota al calce con respecto a “la muerte segunda”: “Muerte eterna. El fuego [...] es simbólico”. Esto es muy cierto, puesto que esta significa destrucción completa o aniquilación.
¡Qué interesante! ¡El “infierno” será destruido! Sin embargo, note que la palabra griega que se usa aquí es Hades, que significa “sepulcro”, de acuerdo con el diccionario Exhaustive Concordance of the Bible, por James Strong. ¿Están los muertos conscientes o sufriendo en el infierno o Hades? La Biblia contesta: “Los muertos no saben ya nada [...] puesto que ni obra, ni pensamiento, ni sabiduría, ni ciencia ha lugar en el sepulcro, hacia el cual vas corriendo”. (Eclesiastés 9:5, 10, Torres Amat.)
¿Permanecen en el Hades los muertos? No. Jesús mismo estuvo en el Hades o infierno, pero fue “levantado al tercer día”, tal como se enseña en la Biblia y en los credos de las iglesias. (1 Corintios 15:4; Hechos 2:29-32; Salmo 16:10.) Mediante Jesús, también “va a haber resurrección así de justos como de injustos”. (Hechos 24:15.) Así el Hades finalmente será vaciado y ya no existirá más... será ‘lanzado al lago de fuego’.
No obstante, algunos quizás pregunten: ¿Por qué dice Revelación 20, versículo 10, que el Diablo será atormentado en el lago de fuego? Como ya hemos visto, el lago de fuego es simbólico, entonces lógicamente, también lo es el tormento.
En tiempos bíblicos, los carceleros a menudo torturaban cruelmente a sus prisioneros, por eso eran llamados “atormentadores”. En una de sus ilustraciones, Jesús habló de un esclavo cruel que fue ‘entregado a los carceleros’... (griego, ba·sa·ni·stés, lo cual en realidad significa “atormentadores” y es vertido así en varias traducciones). (Mateo 18:34.) Así que, cuando Revelación dice que el Diablo y otros serán “atormentados [...] para siempre” en el lago de fuego, esto significa que serán “confinados” eternamente en la segunda muerte de destrucción completa. La Biblia dice que el Diablo, la muerte heredada de Adán y los inicuos impenitentes serán destruidos... “confinados” eternamente en el lago de fuego. (Compárese con Hebreos 2:14; 1 Corintios 15:26; Salmo 37:38.)
Si comprendemos el simbolismo de la Biblia entonces entenderemos a qué se refirió Jesús cuando dijo que los pecadores ‘serían arrojados al fuego del infierno, donde el gusano que les roe, nunca muere, ni el fuego jamás se apaga’. (Marcos 9:46, 47, TA.) La palabra griega que aquí se traduce “fuego del infierno”, es geʹen·na, o Gehena. Un valle que lleva ese nombre y que se usaba de basurero, el cual se hallaba a las afueras de la ciudad de Jerusalén. El fuego permanecía encendido día y noche para destruir los desperdicios de la ciudad. En ocasiones, también se quemaban los cuerpos de criminales, los cuales no eran dignos de recibir un entierro decente ni de una resurrección. En el valle también había gusanos que servían de agentes destructivos, ¡pero de ninguna manera eran gusanos inmortales! Jesús sencillamente estaba ilustrando de manera gráfica, para que los habitantes de Judea entendieran, que los inicuos impenitentes serían destruidos eternamente. Por lo tanto, Gehena significa lo mismo que “el lago de fuego”: representa la segunda muerte de destrucción eterna.
El dogma del tormento eterno se basa en la teoría de la “inmortalidad del alma”. No obstante, la Biblia claramente dice: “El alma que esté pecando... ella misma morirá”. (Ezequiel 18:4, 20; véase también Hechos 3:23.) Los proclamadores del “infierno de fuego” han hecho que el Dios verdadero, Jehová, parezca un malvado —un monstruo cruel— en vez de lo que realmente es: un Dios de amor, “misericordioso y benévolo [...] y abundante en bondad amorosa”. (Éxodo 34:6.)

Amorosamente, Dios ha hecho una provisión para salvar a los hombres, no del tormento, sino de la destrucción. Jesucristo dijo: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16.).
En Jeremîas 32;35:, no dice que los israelitas desobedientes ellos a Dios, se volvieron a adorar a dioses como Baal y sacrificar a sus propios hijos e hijas pasandolos por el fuego ofreciêndoselos al dios Moloc, allî en el valle de Tofet o valle de los hijos de Hinôn, desde esos tiempos, ya cuando Josîas destruyô todos esos altares y prohibiô esos sacrificios, ese lugar pasô a ser para los israelitas un lugar maldito, tan maldiofue que jamâs se construyô ni siquiera una casa allî, de hecho, en ese valle ya en los tiempos de Jesûs fue allî donde Judas el traidor, se ahorcô.
Pues bien, con el tiempo, ese valle se convirtiô en el basurero de la ciudad de Jerusalêm, en el vertedero, porque toda ciudad tiene su vertedero, lugar donde la ciudad  tira sus desperdicios.
Veamos ahora lo que es la muerte.
la palabra que utiliza la Biblia para significar   la muerte es la palabra hebrea Sehol, que significa "la tumba", "el hoyo", "lo inferior", "el sepulcro", ya que el Antiguo Testamento se escribiô en hebreo y Arameo.
Ya en los tiempos de Jesûs, el idioma predominante de los pueblo continuaba siendo el griego, que aunque ya estos no dominaban, porque habîa aparecido el imperio romano, seguîa siendo el griego el idioma dominante y es en ese idioma en que se escribiô el Nuevo Testamento.
Cuando los traductores y copistas,  se encontraron   con la palabra hebrea Sehol, dicha palabra la tradujeron para el Nuevo Testamento como Hades, o sea Sehol y Hades significaban lo mismo, "la tumba", "lo inferior", "el hoyo", , "el sepulcro". El lugar donde vamos todos cuando morimos seamos ricos o pobres, grandes o pequeños.--- continuarâ

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