jueves, 22 de junio de 2017

Los ingenieros animales... el Castor



Los asombrosos ingenieros animales
LOS ingenieros humanos por lo general requieren un título universitario, puesto que tienen que aprender a planear o construir carreteras, puentes, presas, canales y túneles. Pero en la naturaleza hay asombrosos ingenieros que no necesitan ir a una escuela de ingenieros para aprender a construir presas, canales o túneles; simplemente saben hacerlo.
Un experto en la construcción de túneles es cierta clase de ardilla o marmota de las llanuras occidentales de la América del Norte. Este ingeniero subterráneo excava un pozo casi directamente vertical de unos dos y medio a cinco metros de profundidad. La entrada del túnel recibe atención especial. Está situada en medio de lo que parece un volcán pequeño de tierra. Esta elevación sirve de barrera contra inundaciones, impidiendo que las lluvias fuertes inunden el túnel. ¿Qué hay si la lluvia es tan fuerte que aun la entrada elevada queda sumergida temporalmente? Los ingenieros que controlan las inundaciones de la naturaleza hacen arreglos para tal emergencia.
Además de los túneles regulares, las marmotas de las llanuras construyen, no lejos de la superficie, túneles laterales a corta distancia del principal pasadizo vertical. Mientras el agua de la inundación se mete corriendo en la madriguera, las marmotas se apresuran a entrar en los extremos de los túneles de emergencia. El agua que entra corriendo en la madriguera obliga al aire a entrar en los túneles de emergencia, formando bolsas de aire. Éstas impiden que el agua avance más adentro del túnel, y así se les suministra a estos ingenieros subterráneos un lugar de seguridad.
Cuando se trata de velocidad asombrosa en la construcción de túneles, pocos ingenieros subterráneos de la naturaleza superan a los topos y a cierta clase de armadillos. Se observó que un topo excavó un túnel de un metro cincuenta centímetros o más en veintiséis minutos, una velocidad de unos tres metros sesenta y seis centímetros por hora. Se ha observado que un armadillo se entierra completamente en dos minutos... esto en terreno tan duro que una persona necesitó un zapapico para cavar un hoyo. Los armadillos no solo pueden cavar con velocidad prodigiosa, sino que el armadillo de once franjas cava en el piso del bosque fosos que descienden tanto como 15 metros, y sale al nivel del agua en el fondo de riscos de ríos.
Quizás el más extraño de los ingenieros subterráneos de la naturaleza sea el ornitorrinco. Este mamífero que pone huevos construye una madriguera que penetra en la ribera del río una longitud de metro y medio hasta más de 18 metros. Por lo general se construyen varias salidas. La ornitorrinco también cierra con barricadas su madriguera con una serie de tapadores de tierra suelta a intervalos a lo largo del túnel principal que conduce al exterior. Todo esto asegura aislamiento para la guardería de ornitorrinquitos.
Expertos en construir presas
La construcción de túneles es solo una de las muchas obras de ingeniería de los castores. Estos roedores que comen corteza, y que se encuentran principalmente en la América del Norte, pesan de 14 a 23 kilos y son famosos por su construcción de presas. Estas presas no son asuntos triviales, como algunas personas piensan; ellos construyen lo que un naturalista llama “verdaderas hazañas de ingeniería en una escala muy grande.”
Sí, algunas presas construidas por castores miden más de 300 metros de longitud, la altura variando de sesenta centímetros hasta poco más de cuatro metros y medio o aun más. ¡En cierta ocasión una colonia de castores asombrosamente hábil construyó en el río Jefferson de Montana una presa que se extendió 652 metros! Las presas de los ingenieros castores se pueden construir derechas, curvas o hasta en forma de S. Algunas contienen millares de toneladas de materiales.
Gran parte del material de construcción de la presa es madera. Para derribar árboles, los castores ingenieros están bien equipados. Tienen un hacha intraconstruida: cuatro dientes de color anaranjado-amarillo, semejantes a escoplos. Con estos dientes autoafiladores, pueden derribar un árbol de poco más de diez centímetros de diámetro en unos quince minutos. El derribar árboles no es un suceso raro. ¡Un estudio de las colonias de castores de Michigan reveló que cada castor derribaba un promedio de seis árboles cada diez días! Con sus dos ágiles garras delanteras, los castores manipulan las ramas, lodo u otro material de construcción que se necesita para una presa.
Los ingenieros de la naturaleza por lo general comienzan una presa mediante el cortar ramas de sauce o de otra clase, luego las llevan hasta el fondo de la corriente y las colocan en su lugar con los extremos mayores río arriba. Agregan lodo, cascajo y piedras; luego otra capa de leña menuda y renuevos; luego más lodo y piedras, y así sucesivamente hasta que la presa está tan alta como se necesita. El resultado es una presa fuerte a prueba de agua que permanece en pie por muchos años. Por lo general se provee también un aliviadero.
Construcción de hogares y canales
¿Por qué trabajan tan diligentemente los castores ingenieros para construir una presa compleja? El propósito gira alrededor de la necesidad del castor de almacenar alimento para el invierno y construir una casa adecuada. Aunque algunos castores, especialmente los de Europa, viven en madrigueras cavadas en las riberas de las corrientes, casi todos los castores de la América del Norte tienen como su meta final una presa, estanque y casa.
Los castores construyen casas que varían entre dos metros y medio o tres metros y casi doce metros de diámetro. La casa puede tener dos niveles o pisos, el comedor estando solo a unos cuantos centímetros sobre el nivel del agua. El segundo nivel está solado de ramas descortezadas o de leña desmenuzada, especialmente de cedro, puesto que no es probable que acoja a insectos dañinos. En el centro del techo de la casa hay un pozo de ventilación. Cerca de la casa misma los castores almacenan abastecimiento de alimento debajo de la superficie del agua. También debajo de la superficie del agua están las entradas a la casa del castor. El castor necesita una presa, entonces, para poder tener un estanque con un nivel constante de agua a fin de que las entradas del túnel debajo del agua que dan a su casa se mantengan siempre ocultas a los visitantes mal acogidos, como las zorras hambrientas. Además, con un estanque que se halla en un nivel constante, la temperatura de congelación nunca impide que estos ingenieros cubiertos de piel tengan libre acceso a sus almacenes hundidos de madera y corteza.
Cuando llega el tiempo de enyesar su casa, los castores continúan desplegando habilidad. Efectúan el enyesado solo después de la primera helada dura, revistiendo de lodo todo el edificio salvo el pozo de ventilación. El lodo se pone duro al congelarse y forma una proyección sólida contra los ataques de los enemigos. Si los castores enyesaran su casa antes de la helada, se arriesgarían a que la lluvia se llevara el enyesado; pero los castores ingenieros evitan ese error.
Otro despliegue de la sabiduría de los castores ingenieros yace en el hecho de que a veces construyen una presa más pequeña además de la presa principal. La construyen río abajo a fin de hacer retroceder algún agua contra la presa original y así disminuir la presión del agua sobre ella del otro lado.
¿Ingenieros asombrosos? Tanto lo son que han reparado una presa que los ingenieros humanos no pudieron reparar. “Hace unos cuantos años,” informó el Times Magazine de Nueva York del 24 de enero de 1960, “una presa de almacenamiento de energía atómica en el río Chalk del Canadá desarrolló una fuga que los ingenieros no podían hallar. Al verse frustrados, trajeron dos castores y los soltaron en la presa. En menos de una semana los castores habían hallado la fuga... y la habían reparado.”
Pero el construir y reparar presas solo es una de las muchas maneras en que los castores despliegan habilidad de ingeniería. Algunos naturalistas consideran su construcción de canales como una hazaña aun mayor. Sí, es cierto que los castores, generalmente al occidente de la América del Norte, a veces construyen canales sobre los cuales hacen flotar a su estanque su abastecimiento de alimento, secciones de ramas y troncos de árboles. ¡Los canales pueden ser de noventa centímetros a un metro y medio de ancho, de noventa centímetros de profundidad y de tantos como 229 metros de longitud! Los canales que hacen los castores pueden tener dos o hasta tres niveles de agua y presas pequeñas que sirven de compuertas. Con razón el Hammond’s Nature Atlas of America llama al castor “un genio de la ingeniería.”
¿Qué hace posible estos logros de los ingenieros de la naturaleza? ¿Cómo construye la marmota de las llanuras un hogar subterráneo con varios dispositivos que controlan las inundaciones? ¿Cómo saben los castores las leyes básicas de la ingeniería hidráulica? La respuesta es que alguien ha pensado por los ingenieros de la naturaleza. Tienen patrones de comportamiento intraconstruidos, generalmente llamados instinto o sabiduría instintiva. Los animales pueden aprender algo de la experiencia, por supuesto, pero tal aprendizaje es sumamente limitado. Los instintos verdaderos, por otra parte, ni se enseñan ni se transmiten por medio de dar el ejemplo una generación a otra; son parte del código genético que determina las especies. “El animal nace,” dice el libro The Animal Kingdom, “con un sentido heredado que obedece sin discutir. Entra en el mundo con la habilidad de obrar y protegerse según sus necesidades inmediatas... sin instrucción ni aprendizaje conseguidos de la experiencia.”
Así como la habilidad de la araña para hacer una tela intrincada es innata en la araña, de modo que las arañas pequeñuelas hacen telas pequeñas correctas en casi todo detalle, así igualmente es la habilidad del castor para construir una presa. Esto lo muestra el hecho de que un castor criado desde la infancia por el naturalista francés Cuvier pudo ejecutar su trabajo de cortar madera, de transportar y construir tan eficazmente como los miembros de su clase que crecieron en la tierra virgen.

Puesto que la sabiduría de la ingeniería es innata en los ingenieros de la naturaleza, ¿cómo la obtuvieron? ¿Cómo llegó a ser la marmota de las llanuras un ingeniero controlador de inundaciones? ¿Cómo cavan con asombrosa rapidez madrigueras complicadas los ingenieros subterráneos de la naturaleza? ¿Cómo llegó a ser el castor “un genio de la ingeniería”? ¿Se debió a la “casualidad ciega” o a una fuerza irracional? No; esos asombrosos ingenieros animales señalan al Gran Ingeniero y Arquitecto de todas las cosas que impartió a la creación animal una variedad maravillosa de sabiduría instintiva. ¡Con razón resulta que, por lo general, para cada nuevo concepto de ingeniería desarrollado por el hombre, los ingenieros de la naturaleza lo tuvieron primero!

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