Hay
manifiesta diferencia entre las razas
FUE en 1955, en una
reunión internacional en Nuremburg, Alemania. Un grupo de europeos
había rodeado a una pareja de negros de los Estados Unidos,
visiblemente felices de que estuvieran allí. Les frotaron la piel y
les palparon el cabello. Era patente que nunca antes habían visto a
una persona negra, y les fascinaban las diferencias manifiestas. Los
negros disfrutaron de la calurosa acogida. Sin embargo, allá en su
propio país, las actitudes raciales que se habían desarrollado en
el transcurso de los siglos habían creado una situación muy
diferente.
Considere los Spencer,
una familia negra que se mudó a una linda sección de la ciudad de
Nueva York. Sucedió en la víspera de 1975. Un artefacto
explosivo entró volando en la casa, con la nota adjunta: NEGRO, ¡QUE
ESTO TE SIRVA DE ADVERTENCIA! “Tenía por objeto eliminar a la
familia,” dijo el capitán de la policía que investigó el caso.
Un reportero, que habló
más tarde con los residentes blancos, explica: “Insistí en
averiguar: ¿Por qué no quieren negros aquí? ‘Si realmente
quiere saber,’ contestó el sujeto con la bandera, ‘básicamente
son incultos. Adondequiera que van, la proporción de crímenes sube,
las vecindades se deterioran, los blancos se van.’”
Muchos blancos ven de
modo muy diferente su asociación con los negros y tienen relaciones
amistosas con ellos. En el Sur de los Estados Unidos se ha hecho buen
progreso en mejorar las relaciones raciales. Muchas escuelas y otros
lugares públicos se han integrado racialmente. Pero todavía hay
muchas personas a quienes les parece que son tan grandes las
diferencias entre las razas que debe haber segregación racial.
¿Base
para la segregación?
En 1954 el Tribunal
Supremo de los Estados Unidos falló contra la segregación racial en
las escuelas públicas. Pero muchos norteamericanos no concuerdan
con esa decisión. Tampoco están en armonía con la orden que el
Tribunal emitió en 1969 para que terminara “inmediatamente”
la segregación de los distritos de escuelas públicas. ¡Como
evidencia de esto nótese que a fines de los años sesenta el
porcentaje de niños negros que asistían a escuelas
predominantemente negras era mayor que en 1954!
Además, muchos
estadounidenses no concuerdan con el fallo que el Tribunal
Supremo dio en 1967 de que es inconstitucional “impedir
matrimonios entre personas sobre la única base de clasificaciones
raciales.” Este decreto invalidó todas las leyes de los Estados
Unidos que prohibían matrimonios entre personas de diferentes razas.
Sin embargo, todavía es común oír a la gente decir que no creen
que los negros y los blancos deben casarse.
La situación en las
iglesias suministra más evidencia de que muchas personas creen que
las diferencias raciales justifican la segregación. En 1964
Kyle Haselden, como director de The Christian Century,
escribió: “Todo el mundo sabe que las once de la mañana del
domingo es la hora más segregada de la vida norteamericana.” Y
persiste la segregación. El año pasado el ministro de la iglesia
bautista de Plains, Georgia, “dijo que su renuncia se debió a la
reacción ante sus esfuerzos por integrar la iglesia.”—Post
de Nueva York, 22 de febrero de 1977.
Aunque se ha progresado
mucho en cuanto a mejorar las relaciones entre las razas,
recientemente algunas personas han visto causas para desalentarse. Un
negro escribió a The Christian Century del 28 de abril
de 1976 y dijo: “Me tiene preocupado, verdaderamente
preocupado, el grave deterioro en las relaciones entre negros y
blancos. Amigos negros comparten conmigo su sentido de frustración.”
A menudo ocurre una
polarización, y las razas abrigan hostilidad y se mantienen
apartadas. Como hizo notar el escritor ya mencionado: “Salí a dar
una vuelta por el terreno de Yale. Dos estudiantes blancos se unieron
a mí. Se quejaron de que sus compañeros de clase negros los
obligaban a estar segregados porque elegían vivir y comer solos y
tener poco o ningún trato con sus iguales varones blancos.”
¿Cuán
grandes son las diferencias?
Realmente, ¿cuán
grandes son las diferencias raciales? ¿Son tan extremas que personas
de diferentes razas no puedan vivir juntas como iguales, y
verdaderamente deleitarse en la compañía de unos y otros? Por
ejemplo, ¿hay una gran disparidad entre la inteligencia de personas
de diferentes razas? O, ¿tienen las razas un olor corporal distinto,
lo cual hace indeseable el que negros y blancos vivan en estrecha
proximidad unos de otros?
Es obvio que sí hay
diferencias. Algunas de las más conspicuas son el color de la piel y
textura del cabello. También hay diferencias en la forma de la
nariz, párpados y labios.
Pero algunos blancos
inmediatamente señalan a lo que ellos llaman “diferencias más
importantes.” Como ya se mencionó, algunos afirman que los negros
“básicamente son incultos.” Se dice que “tienen una moralidad
más floja.” Como prueba de esto citan una proporción de
ilegitimidad más elevada entre ellos. Pero hay otras cosas que
comúnmente se afirman acerca de ellos.
Algunas son: “Los
negros tienen menos interés en su familia.” Y, como prueba de
esto, se señala a la mayor proporción de separaciones entre las
familias negras. “Aumenta la proporción de delitos cuando los
negros se mudan a una vecindad y ésta se echa a perder.” Para
apoyar esta declaración, las personas señalan a las vecindades
negras que por lo general están en una condición más decaída, y a
las estadísticas que indican que, proporcionadamente, los negros
cometen más delitos. “Los negros son menos inteligentes que los
blancos.” Y es un hecho que en los exámenes de IQ (cociente
intelectual), los negros, como promedio, sacan calificaciones
inferiores a los blancos de un estado socio-económico comparable, y
generalmente son menos eficaces en sus tareas escolares.
Pero, ¿por qué
presentan estas comparaciones a los negros en una situación tan
desfavorable? Una publicación de la Comisión de los Estados Unidos
sobre Derechos Civiles enfocó bien el asunto. Dijo que el “estado
[obviamente inferior] de los no blancos solo puede resultar de
dos factores. O los no blancos son inferiores como
personas, o el racismo blanco ha impedido que su igualdad natural con
los blancos se haya hecho sentir en logros verdaderos durante los más
de 300 años que han estado en los Estados Unidos.”—Racism
in America—How to Combat It.
¿Qué cree usted que es
la respuesta?
El
punto de vista anteriormente generalizado
En un tiempo fue general
el punto de vista de que los negros son inferiores como personas. The
Encyclopædia Britannica, edición novena, 1884, decía: “Jamás
se ha distinguido como hombre de ciencia, poeta o artista un negro de
raza pura, y la igualdad fundamental que los filántropos ignorantes
le atribuyen queda desmentida por toda la historia de la raza a
través del período histórico.” También mencionó “la
inferioridad mental innata de los negros, una inferioridad que es aún
más señalada que sus diferencias físicas.”
Esta enciclopedia decía
que, como niños, parece que los negros y blancos tienen la misma
inteligencia. Hizo notar: “Casi todos los observadores confiesan
que el niño negro es por lo general tan inteligente como los de las
otras variedades humanas.” Sin embargo, se decía que en los negros
ocurría una “osificación temprana del cráneo que imposibilitaba
que el cerebro continuara desarrollándose.” De modo que la
Britannica afirmaba: “Al llegar a la pubertad parece que se
impide todo progreso adicional [de los negros].” Chambers’
Encyclopædia de 1882, aunque no estaba de acuerdo con
la Britannica, mencionó el punto de vista de que “el negro
forma un eslabón conectivo con el orden más elevado de los monos y
el resto de la humanidad.”
Algunos todavía se
aferran en el punto de vista de que como personas los negros son
inferiores. Una persona escribió sobre las opiniones que son comunes
donde él vive: “Yo me crié en una comunidad rural del Sur donde
se decía que la gente negra era negra debido a la maldición que
Dios les había impuesto. . . . Se decía que la gente
negra realmente no era gente, sino parte del reino animal.”
Aun ciertos hombres de
ciencia sostienen hoy que los negros son biológicamente inferiores a
los blancos. En 1974 una obra larga de apariencia autoritativa,
apoyada por eminentes educadores, arguyó a favor de este punto de
vista. En cuanto al escritor, John R. Baker, The Guardian
del 6 de abril de 1974 dijo: “Tiene la habilidad de amontonar
citas y referencias y hacerlas aparentar ser datos que recibidos en
el ambiente vigorosamente repulsivo que su estilo produce, le
comunicaría a cualquier lector que no esté muy familiarizado
con algún ‘negroide’ la impresión de que son subhumanos (por
ejemplo: ‘Long dice que los negros se distinguen por su “olor
bestial o fétido”’).”
Por eso, ¿qué se puede
decir acerca de las diferencias raciales? Realmente, ¿cuán grandes
son?
¿Qué
hay de la superioridad racial?
¿QUÉ opina usted sobre
las razas? ¿Considera usted a los blancos innatamente superiores a
los negros? Prescindiendo de su respuesta verbal, ¿qué revelan
sus actitudes y acciones?
A menudo la gente dice
que no tiene prejuicios raciales. Pero, la realidad es que los
puntos de vista racistas han sido dominantes por largo tiempo. Por
eso el punto de vista persiste entre muchos de que los negros son
innatamente inferiores a los blancos y que nacieron para ocupar una
condición inferior.
¿De dónde se originaron
estas ideas? ¿A qué se debe que persistan tanto?
El
papel de la religión
La idea moderna de la
superioridad innata de los blancos se originó con la conquista y
esclavitud de los negros africanos. Se hizo necesario justificar la
trata de esclavos, especialmente porque los participantes afirmaban
ser cristianos. Charles de Secondat Montesquieu, jurista y filósofo
político francés, explicó cómo razonaban los traficantes: “Nos
es imposible suponer que estas criaturas sean hombres, porque, si se
concediera que son hombres, seguiría la sospecha de que nosotros
mismos no somos cristianos.”
También en los Estados
Unidos los que decían ser cristianos precisaban justificación de la
esclavitud, porque la economía de los cultivadores de algodón del
Sur estaba basada en la esclavitud de los negros. Así, un
historiador dice:
“El Sur escudriñó las
Escrituras en busca de apoyo bíblico para la práctica. . . .
El Sur arguyó de continuo que la Biblia aprobaba la esclavitud y
que, de hecho, mandaba que la hubiese, y que era una institución
divinamente asignada y especialmente beneficiosa para los negros.”—“A
Complete History of the United States,” por Clement Wood, págs.
217, 337.
Las iglesias llevaron la
delantera en la justificación de la esclavitud. Se enseñó que los
negros son una raza maldita, lo cual explica por qué su piel es
negra. En 1844 los metodistas se dividieron en Norte y Sur
debido a la esclavitud. Los bautistas se dividieron en 1845, y
la iglesia presbiteriana más o menos al mismo tiempo. Tan
recientemente como 1902 una casa editorial de Biblias en Saint
Louis publicó el libro de amplia circulación “The Negro a
Beast” or “In the Image of God.” Contiene un capítulo
intitulado “Convencedora evidencia bíblica y científica de que el
negro no es de la familia humana.”
Se ve pues que con la
aprobación de la iglesia se consideraba a los negros innatamente
inferiores a los blancos. The Encyclopædia Britannica se
lamentó: “Fue desafortunado para los africanos que en los EE. UU.
hayan sido esclavizados por cristianos, quienes, no pudiendo
reconciliar sus creencias con la práctica de la esclavitud, forjaron
un nuevo concepto del negro y llegaron a considerarlo como propiedad,
no como un ser humano que tuviera derechos y
libertades.”—Tomo 16, pág. 200D, 1971.
Pero las iglesias
no fueron las únicas que defendieron estos puntos de vista.
También lo hicieron los filósofos y científicos.
Otros
defienden la superioridad de los blancos
Alrededor de 1830
los filósofos del Sur de los EE. UU. formularon los principios
respecto a la inigualdad natural del hombre, un concepto ya aceptado
por la mayoría de los sueños. Y Josiah C. Nott, el antropólogo
físico principal de ese tiempo en los EE. UU., se esforzó por
suministrar apoyo biológico a este concepto. Algunos adoptaron el
punto de vista de que las diferentes razas evolucionaron
separadamente, y que los negros están más estrechamente
relacionados con los monos. The Encyclopædia Britannica,
después de mencionar ciertas características como evidencia,
comenta: “Parece que el negro está en un nivel evolucionario
inferior al del hombre blanco, y que está más estrechamente
relacionado con antropoides superiores.”—Tomo 19, 1911,
pág. 344.
Hoy día algunos
sostienen puntos de vista parecidos, entre ellos el profesor Carleton
S. Coon, anterior presidente de la Asociación Americana de
Antropólogos Físicos. Él afirma que cinco razas de hombres,
aisladas unas de otras, “evolucionaron independientemente y
llegaron a ser el Homo sapiens no una vez, sino cinco
veces.” En los EE. UU., en un programa nacional difundido por
la televisión, un vocero afirmó que Coon “presenta evidencia y
sostiene positivamente que la raza negra está 200.000 años
detrás de la raza blanca en la escalera de la evolución.”
Estas opiniones,
abrigadas por largo tiempo acerca de los negros, nos ayudan a
entender cómo podían decir los estadounidenses primitivos que
‘todos los hombres fueron creados iguales,’ y al mismo tiempo
aprobar una forma de esclavitud en la cual se consideraba que ciertas
personas eran inferiores. The Sociology of Social Problems,
tercera edición, por Paul B. Horton y Gerald R. Leslie,
explica:
“El aforismo ‘todos
los hombres son creados iguales’ no aplicaba a los negros,
puesto que ellos eran ‘propiedad,’ no hombres. Se emplearon
con éxito las teorías de una maldición bíblica de Cam, de
evoluciones incompletas o separadas, del determinismo geográfico y
de las evidencias provistas por los exámenes de inteligencia para
justificar el trato de los negros como inferiores. Mientras se creían
estas nociones —y la mayoría de la gente las creía— no había
contradicción entre los ideales democráticos y la práctica de la
discriminación.”
Probablemente pocas
personas afirman hoy que los negros ‘no son hombres.’
No obstante, muchos todavía creen que son innatamente
inferiores. La proporción más elevada de ilegitimidad y de delitos
entre ellos, y su estado económico y social más bajo, y,
especialmente, su promedio inferior en los exámenes de IQ, se
consideran como “prueba” de su inferioridad biológica. Pero ¿es
esta evidencia realmente prueba de inferioridad biológica? ¿Hay
circunstancias que expliquen los defectos o insuficiencias de los
negros, como promedio, cuando se comparan con los blancos?
Origen
de los negros de los EE. UU.
Muchas personas de los
EE. UU. creen que los antecesores africanos de los negros
estadounidenses fueron salvajes, faltos de cultura o civilización.
Creen que fueron mentalmente entorpecidos, pueriles, incapaces de
lograr tareas complejas o de desarrollar una civilización avanzada.
Pero la realidad es todo lo contrario, como comenta The World Book
Encyclopedia:
“Hace centenares de
años existían reinos negros altamente desarrollados en varias
partes del África. . . . Algunos de los reyes negros
y sus nobles vivían en gran riqueza y esplendor. A veces sus
capitales llegaron a ser centros de cultura y comercio. Entre 1200
y 1600, una universidad negro-arábica floreció en Timbuktu en
África Occidental y se hizo famosa por toda España, África del
Norte y el Medio Oriente.”—Tomo 14, 1973, págs. 106, 107.
Claro, la cultura
africana es muy diferente de la europea, así como la cultura
oriental también es diferente. Y, desafortunadamente, algunos
igualan la diferencia con la inferioridad. No obstante, al mismo
tiempo no se puede negar que en siglos recientes el desarrollo
de la vida y cultura africanas fue atajado. Hubo falta de progreso,
un retroceso. Pero, ¿por qué?
Se debió, en gran
manera, a la trata de esclavos, acerca de la cual The Encyclopædia
Americana dijo: “Desorganizó la cultura e industria negras,
detuvo el desarrollo del arte, derribó gobiernos y fue la causa del
estancamiento moderno de la cultura que ha marcado al continente
negro desde 1600.”—Tomo 20, 1927, pág. 47.
La magnitud de la trata
de esclavos, y el impacto que tuvo en la sociedad africana, aturde
los sentidos. Según The New Encyclopædia Britannica de 1976:
“Cálculos de los esclavos enviados al otro lado del Atlántico
varían de 30.000.000 a 100.000.000.” Los cálculos más
moderados fijan la cifra en “aproximadamente 15 millones.”
Pero aun los cálculos más bajos son horripilantes, especialmente
cuando se considera cuántos perdieron la vida.
Es preciso reconocer que
los africanos fueron capturados directamente por los blancos y
también en guerras y ataques por los negros, y que éstos vendieron
a sus paisanos a los negreros blancos. Prescindiendo de quién haya
cargado con la responsabilidad inicial, a los cautivos entonces se
les hacía marchar a la costa y se les detenía en estaciones de
embarcación. Entonces, encadenados de dos en dos, los atestaban en
las bodegas de los barcos en un espacio que solo les permitía estar
acostados. Allí pasaban la mayor parte de los 50 días que
duraba el viaje atlántico sin luz o aire fresco. Se calcula que un
tercio de los prisioneros morían antes de embarcar, y otro tercio en
el viaje.
Fue poco después de 1500
que llevaron los primeros esclavos a las Antillas y América del Sur
para trabajar en las minas y plantaciones. En 1619 un barco
negrero holandés entregó los primeros negros a América del Norte,
no como esclavos, sino como siervos obligados por contrato. Sin
embargo, unos años después la esclavitud quedó plenamente
establecida, y, con el tiempo, hubo unos cuatro millones de esclavos
negros en EE. UU.
Efecto
de la esclavitud
Acostumbraban a entregar
a los africanos primero a las Antillas, donde los habituaban o
adiestraban como esclavos antes de embarcarlos a los EE. UU.
Separaban a las personas del mismo origen tribual, a fin de evitar
levantamientos en masa. Hasta desbarataban a las familias, y los
traficantes o nuevos amos daban nombres nuevos a los esclavos. Se
tenía como mira hacer a los negros serviciales, obedientes. El
procedimiento torció su personalidad y suprimió su mentalidad, y,
en muchos casos los negros, dándose cuenta de la futilidad de
resistir, empezaron a comportarse como si fueran inferiores.
Se formularon códigos de
esclavos para asegurar la completa subordinación de ellos. The
Encyclopedia Americana dice:
“Los esclavos no podían
ser dueños de propiedad, poseer armas de fuego, participar en
comercio, salir de la plantación sin el permiso de sus dueños,
testificar en los tribunales salvo contra otros negros, hacer
contratos, aprender a leer y escribir o celebrar reuniones sin que
estuvieran presentes personas blancas. . . . el que un
blanco asesinara o violara a un esclavo o esclava o a un negro libre
no se consideraba como ofensa grave.”—Tomo 20, 1959,
pág. 67.
En la mayoría de los
estados que tenían esclavos, el castigo por enseñar a un negro a
leer o escribir constaba de una multa, un azotamiento o prisión.
En 1808 los EE. UU.
hicieron ilegal la trata de esclavos. Pero, a pesar de la ley, el
tráfico continuó puesto que había mayor demanda de esclavos que
nunca. Esto llevó a una perversión pésima... la producción de
esclavos para vender. The Encyclopedia Americana explica:
“Se desarrolló una
lucrativa trata de esclavos doméstica en grande escala, y estaban
asociados con ella algunos de los lances más crueles y despiadados
del sistema de esclavos, como, por ejemplo, el engendramiento de
esclavos en los estados más viejos para venderlos más hacia el Sur,
y el constante rompimiento de lazos familiares por medio de vender a
los miembros separadamente.”—Tomo 20, 1959, pág. 67.
Sí, el punto de vista de
que los negros ‘no eran hombres’ llevó a la práctica de
engendrarlos y venderlos, como se acostumbra a hacer con el ganado.
Entonces, de repente, en 1865, la esclavitud fue cabalmente
abolida en los Estados Unidos. No obstante, las actitudes
persistieron, y a los negros se les mantenía “en su lugar” —el
de estar subordinados a los blancos— por leyes de segregación y
otros medios.
Un importante instrumento
de control fue el linchar por medio de la horca. Entre 1890 y 1900
hubo, como promedio, 166 linchamientos anuales. Además, como
relata The Encyclopedia Americana: “Siguió tolerándose la
explotación sexual de las negras por los blancos. Los negros
recibían trato groseramente injusto y discriminatorio a manos de la
policía y frecuentemente en los tribunales.”—Tomo 20, 1959,
pág. 70.
¿Hablamos aquí de
historia antigua? No, los abuelos de muchos negros que viven hoy
fueron esclavos. Y personas que viven hoy han oído de los labios de
anteriores esclavos cómo era la vida entonces. En los EE. UU.,
aun después de 1950, los medios noticieros en conjunto
representaban a los negros como inferiores... invariablemente el
papel que desempeñaban era el de siervos de los blancos.
Sin embargo, por lo
general, a los negros no se les veía, ni en las revistas,
ni en la televisión, ni en los periódicos, salvo en
relatos de crímenes. Por todas partes fueron objeto de
discriminación: recibían instrucción escolar de segunda categoría
y se les excluía de ciertas clases de empleo y de muchos otros
beneficios de los cuales los blancos disfrutaban. En casi todo lugar
las puertas de oportunidad se les cerraban, lo cual robaba a muchos
de ellos de toda esperanza de mejorar su vida.
En vista de estas
circunstancias, ¿realmente puede esperarse que, como promedio, los
negros luzcan al igual que los blancos en logros educativos y de otra
clase? ¿Sería justo juzgarlos inferiores como raza porque no están
a la altura de cierta norma? ¿Qué sucede cuando se les dan las
oportunidades?
Oportunidad
y motivo
Antes de 1947, los
negros estaban excluidos de las grandes ligas de béisbol en los
EE. UU. Ese año, a medida que se intensificaban las tensiones
raciales, se le permitió a un negro jugar. Pronto los negros
empezaron a sobresalir en el béisbol. En 1971, el año en que
los Piratas de Pittsburgo fueron los campeones mundiales, hubo un
juego en que los nueve jugadores en el campo fueron negros. Hay una
situación parecida en otros deportes, por lo cual el Times de
Nueva York dijo el año pasado: “El baloncesto profesional es
virtualmente un juego negro.”
¿Qué significa esto?
¿Qué biológicamente los negros son físicamente superiores a los
blancos? O ¿significa que cuando se les da la oportunidad, la
instrucción y el motivo los negros prosperan? Obviamente lo último.
Las razas no nacen con el talento de ser jugadores de pelota,
músicos, científicos, profesores universitarios y así por el
estilo. Hay que aprender estas cosas.
Es incorrecto
estereotipar las razas y decir que una raza es naturalmente torpe y
lenta, otra agresiva y militante, todavía otra dócil y servicial y
así por el estilo. Las razas son de la manera que son especialmente
debido a la educación y entrenamiento que reciben y el motivo que
tienen para obrar. Por ejemplo, muchos a menudo caracterizaban a los
chinos como naturalmente dóciles y serviciales. Pero con la
educación diferente y el motivo de obrar que han recibido durante
las últimas décadas bajo el comunismo, pocos los caracterizarían
hoy de esa manera.
No obstante, persiste el
punto de vista de que naturalmente, biológicamente, los
negros como raza son mentalmente más lentos y menos inteligentes que
los blancos. ¿Hay evidencia fidedigna de que esto sea cierto?
¿Son
los blancos más inteligentes que los negros?
MUCHAS personas dicen que
sí, que los blancos, como raza, han heredado más inteligencia que
los negros.
William Shockley, ganador
del premio Nóbel de física, asevera firmemente que esto es cierto.
Dice él: “La investigación que he hecho me lleva a la opinión
ineludible de que la mayor causa de las deficiencias intelectuales y
sociales de los negros estadounidenses es . . . de
origen racialmente genético.”
El profesor Arthur
R. Jensen de la Universidad de California en Berkeley es uno de
los principales expositores del punto de vista de que en cuanto a
inteligencia los blancos son biológicamente superiores a los negros.
Él declara: “Parece que por lo general hay una menor cantidad de
genes de inteligencia en la población negra que en la blanca.”
¿En qué se basan estas
declaraciones?
Base
para las declaraciones
Muchos señalan que la
herencia es responsable por las diferencias raciales. Los negros han
heredado piel oscura, labios gruesos y cabello grifo, y los blancos
han heredado rasgos manifiestamente diferentes. Por eso, si grupos
enteros de gente han heredado características físicas tan
diferentes, no es más que razonable, arguyen algunos, que las
razas heredarían grados diferentes de inteligencia. Pero ¿es así?
¿Por qué se afirma que los negros, como raza, han heredado menos
inteligencia que los blancos?
La razón se debe
principalmente a los resultados de los exámenes de IQ (cociente
intelectual). En estos exámenes los negros, como promedio, sacan
15 puntos menos que los blancos. Aun cuando los blancos y negros
que se someten a los exámenes son de condiciones sociales y
económicas parecidas, los blancos sacan un promedio
significativamente superior al promedio de los negros. De modo que
Jensen concluye de esta evidencia “que entre la mitad y tres
cuartas partes de la diferencia en el promedio del IQ entre los
negros y blancos estadounidenses debe atribuirse a factores
genéticos.”
Los resultados de los
exámenes de IQ, junto con las conclusiones basadas en la teoría de
la evolución, han reforzado la opinión que muchos abrigan de que
los negros son mentalmente inferiores. Algunos científicos insisten
en que las razas evolucionaron independientemente por centenares de
miles de años. Se afirma que los negros cruzaron el umbral
evolucionario para entrar en la categoría de Homo sapiens más
tarde que los blancos.
Puesto que los exámenes
de IQ sirven actualmente como la base principal para la declaración
de que los negros son inherentemente menos inteligentes que los
blancos, demos una mirada a esos exámenes.
Exámenes
de inteligencia e IQ
En primer lugar, ¿qué
se quiere decir por inteligencia?
Esa pregunta es
sorprendentemente difícil de contestar. Hay muchas cualidades
diferentes que pudieran llamarse inteligencia. La gente pudiera ser
“inteligente” en un contexto, posiblemente mostrándose capaz de
aprender de memoria nombres y fechas con gran facilidad, pero ser
“estúpida” en otro campo, como en el de resolver problemas de
aritmética. De modo que no hay una definición universalmente
acepta de lo que es la inteligencia.
Entonces, ¿qué hay de
los exámenes de IQ? ¿Miden la inteligencia? Comentando sobre esto,
Patrick Meredith, profesor de sicofísica en la Universidad Leeds,
Inglaterra, dijo: “Se pudiera sostener que los franceses son más
listos que los pigmeos, pero si uno ve a los pigmeos en su medio
natural hacer puentes de fibra y tener éxito al vivir su vida, bien
pudiera preguntarse lo que se quiere decir por inteligencia. La
clasificación de los IQ no indica cómo se portará una persona
en una situación dada. El examen de IQ es un concepto enteramente
no científico.”
Por lo general se
concuerda en que los exámenes de IQ no dan un cuadro completo
de los muchos factores envueltos en la inteligencia. Las gentes son
de circunstancias y antecedentes demasiado variados para que los
exámenes puedan hacer eso. Entonces ¿qué miden los exámenes de
IQ?
Arthur Whimbey, profesor
de sicología en una universidad del Sur de los EE. UU., dice:
“Como resultado de las investigaciones se ha concluido que los
exámenes de IQ no miden la capacidad intelectual innata, sino
más bien un grupo de habilidades que se pueden enseñar en la sala
de clase o en el hogar.”
Para confirmar esto, se
ha demostrado que se les puede enseñar a las personas a tomar estos
exámenes de IQ, y los resultados han sido asombrosos. Un
investigador informa que se le dio instrucción a un joven estudiante
negro de Misisipí en cuanto a cómo tomar estos exámenes, y en seis
semanas había subido dramáticamente su calificación de IQ.
Es fácil imaginar las
conclusiones erróneas a las que se puede llegar de las
calificaciones de IQ, y los efectos que esto puede tener. Un negro
estadounidense que actualmente es profesor de universidad escribe:
“A los 15 años de
edad saqué una calificación de 82 en un examen de IQ . . .
Mi consejero basó su recomendación en esta calificación y sugirió
que emprendiera el trabajo de enladrillador porque era ‘diestro con
las manos.’ . . . De todos modos fui al Colegio
Superior Philander Smith, me gradué con honores, recibí mi grado de
maestro en la Universidad Estatal Wayne y mi doctorado de filosofía
en la Universidad Washington de Saint Louis. Otros negros, igualmente
capacitados, han sido eliminados.”
No obstante, subsiste el
hecho de que, como promedio, los blancos sacan una calificación que
supera por 15 puntos a la de los negros en los exámenes de IQ.
¿Por qué? Si uno va a insistir en que los negros son tan
inteligentes innatamente como los blancos, entonces ¿por qué
no sacan una calificación mejor?
Se
examina la pregunta en su contexto
Hay muchos factores que
pudieran explicar por qué es inferior el promedio de sus
calificaciones de IQ. En particular, los negros estadounidenses han
sufrido una tremenda desventaja al ser tratados por los blancos como
inferiores, y como no deseables. El anterior presidente del
Tribunal Supremo Earl Warren ilustró las modernas actitudes raciales
en un artículo en el Atlantic de abril de 1977.
A mediados de los años
cincuenta, cuando estaba pendiente la decisión del Tribunal Supremo
sobre la segregación en las escuelas, el presidente de los EE. UU.,
Dwight Eisenhower, invitó a Warren a una cena en la Casa Blanca con
el propósito de ejercer presión sobre él para que se decidiera a
favor de apoyar la ley de segregación. Warren escribe: “El
Presidente me tomó del brazo, y, a medida que andábamos, habló de
los estados del Sur implicados en los casos de la segregación y
dijo: ‘Éstos [del Sur] no son malos. Lo único en que se
interesan es en ver que sus dulces muchachitas no tengan que
sentarse en la escuela al lado de grandulones negros.’”
En armonía con lo
expresado por ese presidente, los blancos comúnmente han tratado de
“mantener a los negros en su lugar”... en una posición
segregada, subordinada, excluida de los beneficios de que disfrutan
los blancos. Esto fue fácil de hacer durante la esclavitud y más
tarde durante la segregación legalizada. A los negros que se
propasaban se les azotaba, linchaba o castigaba de otros modos. Como
resultado se produjo una personalidad pueril, servicial, mentalmente
lenta, a la cual llamaron Sambo. Ha sido usual entre los
blancos creer que esta personalidad era innata en los negros.
Sin embargo, el profesor de Harvard Thomas F. Pettigrew explica:
“Jamás ha habido datos
antropológicos africanos que muestren un tipo de personalidad Sambo;
y los campos de concentración [en Alemania nazi] amoldaron un patrón
de personalidad equivalente en una gran variedad de prisioneros
caucáseos. Tampoco fue la personalidad Sambo meramente el
producto de la ‘esclavitud’ en sentido abstracto, porque el
sistema [de esclavitud] latinoamericano que era menos devastador
no produjo este tipo.”
Por lo tanto, los
resultados de los exámenes de IQ deben considerarse en este contexto
de más de 300 años de opresión durante los cuales muchos
negros, para su propia defensa y supervivencia, adoptaron una
personalidad servicial. Y recuerde que hasta la parte final del siglo
pasado en muchos lugares de los EE. UU. la ley prohibía que los
negros aprendieran a leer o escribir. Y desde entonces los negros, en
conjunto, simplemente no han tenido las mismas oportunidades
educativas que los blancos.
Efecto
del ambiente
La cualidad de la
educación preescolar en el hogar también tiene efecto directo en
los logros intelectuales. Es de interés que los 15 puntos de
diferencia en la calificación de IQ se manifiesta en los EE. UU.
entre los niños blancos y negros de cinco años de edad, aun antes
de ir a la escuela. Posiblemente algunos afirmen que esto es prueba
de que los negros nacen con menos inteligencia que los blancos, pero
hay evidencia de que otros factores pueden ser responsables.
La primera niñez es un
período importante en el desarrollo intelectual. El Dr. Benjamin
Bloom de la Universidad de Chicago, e igualmente otros educadores,
afirma que para el tiempo que el niño cumple cinco años de edad ha
experimentado tanto desarrollo intelectual como el que ha de ocurrir
durante los próximos 13 años. En armonía con esta conclusión,
Science News Letter comenta: “Durante los años tempranos,
la inteligencia de un niño puede ser afectada en gran manera por un
ambiente idóneo en el que es propenso el aprender y explorar.”
Pero considere la
situación hogareña de muchos negros estadounidenses. Sus familias
sufren separación con más frecuencia que las familias blancas. A
menudo el padre no está en casa, tal vez por tener que buscar
empleo en otra zona. Frecuentemente, en las familias negras, la madre
tiene que criar a los hijos sola. En condiciones como éstas, ¿puede
esperarse que los jóvenes reciban el temprano entrenamiento
educativo que los prepare para realizar los mismos logros
intelectuales que los blancos?
Adicionalmente, estudios
recientes muestran que en las familias más grandes, negras o
blancas, donde por lo general los padres dan menos atención
individual a sus hijos, las calificaciones de IQ de sus hijos son más
bajas. Puesto que, como promedio, las familias negras son más
grandes que las blancas, este factor también puede contribuir a los
inferiores logros intelectuales de los negros.
Otro factor que debe
considerarse es que el ambiente hogareño no es el mismo... las
culturas blanca y negra difieren significativamente. Y los exámenes
de IQ tradicionales tienen parcialidades culturales que claramente
favorecen a los blancos. Como ejemplo, un examen Stanford-Binet
presentó cuadros de dos mujeres, una blanca bien arreglada y la otra
con facciones negroides y el cabello un poco desaseado. Al niño se
le marcaba “correcto” si escogía a la blanca como “bonita,”
e “incorrecto” si escogía a la negra.
Otro punto que debe
tenerse presente es que muchos negros han logrado calificaciones de
IQ muy superiores a la calificación media de todos los blancos. De
hecho, durante la I Guerra Mundial los negros de ciertas partes
del Norte de los EE. UU. sacaron calificaciones más altas en
los exámenes de IQ que los blancos de ciertas partes del Sur, lo
cual indicaría que los negros no nacen con menos
inteligencia. Theodosius Dobzhansky, un biólogo norteamericano, hizo
este comentario escudriñador: “Las diferencias entre las razas que
se manifiestan en los promedios son mucho más pequeñas que las
variaciones entre los miembros de cualquier raza. En otras palabras,
los cerebros grandes y los elevados IQ de las personas de toda raza
son mucho más grandes y altos que los promedios de su propia raza o
de cualquier otra raza.”
El libro
Intelligence—Genetic and Environmental Influences, redactado
por Robert Cancro, facultativo y profesor de universidad, examina
detenidamente los factores ambientales que contribuyen a los logros
intelectuales inferiores de los negros. Considerando todas las
desventajas que los negros han tenido, los escritores llegan a esta
conclusión: “Es realmente sorprendente descubrir que el IQ medio
de los estadounidenses negros solo sea 15 puntos inferior al de
los estadounidenses blancos. No hay razón alguna para
considerar que esta discrepancia sea biológicamente inevitable.”
El bien conocido
antropólogo Ashley Montagu llegó a una conclusión parecida. Él
escribe: “Si la nutrición es defectuosa, el cuidado de la salud
deficiente, el alojamiento degradante, el ingreso de la familia
reducido, la desorganización de la familia generalizada, la
disciplina anárquica, la limitación a ciertos barrios más o menos
completa, el valor personal constantemente disminuido, las esperanzas
escasas y las aspiraciones frustradas, así como numerosas otras
desventajas ambientales, entonces se puede esperar la clase de
fracaso en el desarrollo intelectual que a menudo se atribuye
gratuitamente a los factores genéticos.”
Montagu dice en
conclusión “No hay evidencia de que algún pueblo sea o
biológica o mentalmente superior o inferior a cualquier otro pueblo
de manera alguna.”
No obstante ¿hay prueba
de que la diferencia en los promedios de IQ de las razas no se
deba a que los blancos hayan heredado más inteligencia que los
negros?
Conclusiones
basadas en evidencia
No hay prueba de que los
blancos hayan o no hayan heredado más inteligencia que los
negros. Sin embargo, lo que sí resalta es que el ambiente afecta en
gran manera el desarrollo intelectual. Por ejemplo, en Israel, niños
judíos orientales destituidos, que fueron colocados en comunas o
distritos especiales llamados kibbutzim y criados
colectivamente, manifestaron calificaciones de IQ superiores a los de
niños del mismo ambiente criados por sus padres. También, los hijos
de indios norteamericanos criados por familias blancas consiguieron
calificaciones de IQ significativamente superiores a las de sus
hermanos y hermanas en la reservación. Pero, ¿es esto cierto
también en el caso de los negros?
Un estudio reciente de
niños criados con familias blancas revela que sí lo es. El estudio,
que abarcó a más de cien familias blancas que habían adoptado a
niños negros a una edad temprana y los habían criado en sus
hogares, mostró que las calificaciones de IQ de estos negros
comparaba favorablemente con las de los blancos. Los investigadores
escribieron: “Por lo general, nuestro estudio grabó en nosotros la
fuerza de los factores ambientales. . . . Si un
ambiente diferente puede hacer que las calificaciones de IQ de los
niños negros cambie de un nivel de 90 ó 95 a 110, entonces los
puntos de vista propuestos por los deterministas genéticos no pueden
explicar la actual brecha entre los negros y blancos.”
Por lo tanto, el peso de
la opinión científica parece apoyar la explicación de que el
promedio de IQ inferior de los negros se debe en gran manera, si
no enteramente, a factores ambientales. En el libro The
Biological and Social Meaning of Race, Frederick Osborn del
Consejo Demográfico de Nueva York dice en resumen: “Los estudios
realizados hasta la fecha solo nos permiten llegar a una conclusión.
En los exámenes de inteligencia las diferencias entre las
principales razas no son tan grandes que no puedan
atribuirse a las diferencias que se conoce que existen en sus
ambientes. Sobre esto el acuerdo científico es general.”
Es de interés que, a
medida que se les ha dado la oportunidad, cada vez más negros están
teniendo éxito en campos de negocios, educación, medicina y así
por el estilo.
Sin embargo, hay que
reconocer que no es posible determinar positivamente la cuestión
de la inteligencia relativa de las razas. La evidencia no es
actualmente concluyente, sino que permite varias interpretaciones,
como hizo notar un escritor: “Se pueden sacar, y se han sacado,
cien diferentes conclusiones de la misma acumulación de evidencia.
La conclusión a que se llega depende tanto de la emoción como de la
razón.”
Pues bien, ¿por qué
traer a colación el asunto de las calificaciones de IQ en un
esfuerzo por probar que los negros no son tan inteligentes como
los blancos? Steven Rose, profesor de biología en la Universidad
Open, Inglaterra, explica por qué lo hacen algunos: “La cuestión
de que tengan base genética las diferencias de raza o clase en los
IQ . . . solo llega a tener significado en una
sociedad racista o ‘clasista’ que se esfuerza por justificar
ideológicamente sus prácticas discriminatorias.”
La alegación de que los
negros sean de inteligencia innata inferior produjo una controversia
tan grande que la Academia Nacional de Ciencia declaró: “No hay
base científica para declarar que hay o que no hay sustanciales
diferencias hereditarias en la inteligencia de las poblaciones negra
y blanca. Puesto que actualmente no hay, y no se sabe que
habrá, algún modo de igualar todos los aspectos del ambiente, las
respuestas a esta pregunta escasamente pueden ser más que conjeturas
razonables.”
Sin embargo, hay una cosa
que sí es segura, y ésa es que no hay base sólida para
considerar que personas de otra raza sean inferiores. Sin hacer
distinción alguna en cuanto a raza, la Biblia nos aconseja sanamente
a estar “considerando con humildad de mente que los demás
son superiores a ustedes.”—Fili. 2:3.
Pero todavía persisten
algunas opiniones que impiden el que las personas apliquen este
excelente consejo bíblico
Olor
corporal y raza
ERA un verano a principio
de los años sesenta, en Arkansas. Dos jovencitas negras, de unos
ocho y diez años de edad, pronto estarían ingresando en una escuela
con los blancos. Previamente, habían asistido a una escuela
segregada en la sección rural.
Un día una señora
blanca que trataba a las muchachas como amigas, le preguntó a la
menor: “Pam, ¿qué te parece ir a la escuela con los niños
blancos?” La chica vaciló y luego contestó: “Bueno, no sé.
No me refiero a usted, señorita Cruder, pero lo que pasa es que
la gente blanca huele extraño,” y su naricita se arrugó al pensar
en ello.
Esta es una creencia
común entre la gente negra. Evidentemente esta idea no le viene
a los jóvenes tanto por la experiencia directa como de lo que han
oído. Pero, ¿cómo empezó esta idea de que los blancos tienen un
olor diferente, ofensivo? En gran manera, pudiera ser una reacción a
las opiniones que los blancos han abrigado por largo tiempo acerca de
los negros.
En siglos pasados, cuando
los negros fueron esclavos y se les consideraba propiedad, los
blancos frecuentemente hablaban acerca de su olor corporal. En su
libro reciente Race, John R. Baker dice: “Los autores
de los siglos más tempranos comentaban sobre este tema con mayor
libertad que los del día actual. Así Henry Home, en su Sketches
of the History of Man, se refiere al ‘apestoso olor’ de los
negros. En una obra que se publicó ese mismo año (1774), The
History of Jamaica, Long dice que se distinguen los negros por su
‘olor bestial o fétido, que todos tienen a un grado mayor o
menor.’”
Esta opinión llegó a
tener aceptación general entre los blancos. Puesto que se creía que
los negros eran biológicamente inferiores, habiendo cruzado un
supuesto umbral evolucionario al estado humano más tarde que los
blancos, no sorprende el que los blancos hayan llegado a esta
conclusión.
Una
creencia general
Sin embargo, los negros y
los blancos no son los únicos que creen que la otra raza tiene
un olor corporal diferente, ofensivo. Melville Jacobs y Bernhard
J. Stern, en su libro General Anthropology, comentaron:
“Pocas nociones respecto a las diferencias raciales se creen más
extensamente que la idea de que cada raza tiene su olor distintivo.”
Por ejemplo, mucho se
escribió en siglos pasados acerca de un olor judío específico.
Además, el anatomista japonés Buntaro Adachi escribió que a él le
parecía muy ofensivo el olor corporal de los europeos. Esa fue su
primera impresión cuando se estableció en Europa, pero más tarde
dijo que se acostumbró al olor y le gustó.
También es iluminadora
una experiencia que se relata acerca de un médico inglés
estacionado en Bombay, India. Hacía que su criado indio lo llamara
de su iglesia los domingos por la mañana para impresionar a la
congregación con su importancia como médico. Un día el facultativo
asistió a una gran reunión política india, pero partió después
de un breve período y le explicó a su criado: “¡Qué alivio
salir de allí! En otros diez minutos hubiese sufrido un colapso. ¡El
olor!” Su criado respondió: “¡Ah, señor, ahora usted
entiende lo que yo sufro todos lo domingos cuando tengo que entrar al
mismo medio de la iglesia para llamarlo!”
¿Qué conclusión hemos
de sacar de esto? ¿Qué el olor de las diferentes razas solo es un
producto de la imaginación? Si no lo es, ¿a qué se debe que
ciertas razas tengan diferentes olores corporales? ¿Se debe a la
herencia racial?
Hay
olor corporal... ¿por qué?
Nadie negará que existe
el olor corporal. Las tremendas ventas de desodorantes y
antisudorales prueban que sí existe. Y es obvio que algunos
individuos, tanto negros como blancos, tienen fuertes olores
corporales que pueden ofender a otros. ¿Por qué? ¿Qué causa estos
olores?
Evidentemente no es
la transpiración misma, como uno pudiera creer. Los experimentos han
demostrado que la transpiración, según la arroja el cuerpo,
no tiene ni bacterias ni olor. El olor resulta cuando
las bacterias obran sobre la transpiración.
El pelo, especialmente el
de los sobacos, sirve de colector de la transpiración y favorece el
crecimiento bacterial que puede resultar en un olor ofensivo. La
ropa, también, es un factor, puesto que los organismos pueden
adherirse a ella, junto con la transpiración, y resultar en la
descomposición bacterial que produce el olor corporal.
El régimen alimenticio
de la persona también contribuye al olor de su cuerpo. En General
Anthropology Jacobs y Stern hacen notar: “Entre los olores más
potentes que los químicos conocen están el ácido valeriánico, el
ácido butírico y compuestos orgánicos relacionados que toda
persona que haya digerido leche, mantequilla, queso o grasas de
diversas clases en las horas anteriores emite como vapores por la
piel. . . . Una población que come mucho ajo tiene
otro olor característico; las cebollas producen todavía otras
consecuencias; el salmón ahumado y la carne de venado, los arenques
salados, y los ñames, todavía otros.”
Pero, a pesar de la
evidencia de que factores como éstos son responsables, muchos
todavía creen que el olor corporal se debe especialmente a la
herencia racial. En su libro Along This Way, J. W.
Johnson describe una interesante conversación que él tuvo sobre
este asunto: “En una ocasión se levantó un hombre y dijo: ‘Deseo
hacerle una pregunta franca. ¿No es cierto que la principal
queja que se tiene contra el negro es que tiene un mal olor?’”
“En respuesta,” dijo
el escritor, “convine en que hay muchos negros que huelen mal; pero
en cambio le pregunté a mi interrogador si pensaba que los costosos
anuncios en las revistas acerca del olor corporal tenían como
propósito atraer exclusivamente a una clientela negra. Le dije que a
mí no me parecía así puesto que por lo general los anuncios
estaban ilustrados con cuadros de muchachas blancas muy bien
parecidas.”
Pero, ¿no pudiera
una comunidad general de negros, o de blancos, tener un olor ofensivo
si tiene una dieta o modo de vivir especial? ¡Ciertamente que sí!
Los negros encerrados por semanas en las bodegas de los barcos
negreros olían muy mal. Y lo mismo es cierto de muchos esclavos
negros que trabajaban en los campos y no se bañaban con
regularidad. Aun hoy, hay algunas clases, tanto entre los negros como
entre los blancos, que no se atienen a una buena higiene, y cuya
dieta es diferente de la dieta a la que otros están acostumbrados. A
menudo tienen un olor diferente, que les es ofensivo a los que por lo
general no están cerca de ellos. Pero eso no quiere decir
que todos los blancos o todos los negros huelen así.
No obstante, se ha
afirmado, y aun lo ha hecho un erudito universitario, que una de las
principales diferencias raciales es el olor corporal. ¿Hay prueba de
que esta afirmación sea falsa?
Lo
que los experimentos mostraron
Se han realizado algunos
experimentos para proveer una respuesta. El profesor Otto Klineberg,
una autoridad eminente en el campo de la sicología racial, nos dice
algo acerca de un estudio no publicado. El experimentador
recogió en tubos de ensayo el sudor de estudiantes blancos y negros
que habían estado haciendo ejercicios en el gimnasio. Entonces se
dieron los tubos de ensayo a jueces blancos, y se les pidió que los
clasificaran en el orden de su agradabilidad.
Klineberg informa: “Los
resultados mostraron que no se prefería uniformemente las
muestras blancas; el tubo de ensayo que se consideró el más
agradable y el que se consideró el más desagradable ambos fueron
tomados de los blancos.”
En The Journal of
Genetic Psychology, 1950, páginas 257-265, leemos acerca de
otro experimento. Dos negros y dos blancos fueron los sujetos. Los
cuatro eran estudiantes universitarios que comían en la misma
cafetería, vivían aproximadamente en la misma vivienda y
participaban en las mismas actividades escolares. Para el
experimento, los cuatro usaron el mismo cuarto de ducha y la misma
clase de jabón.
Durante la primera mitad
del experimento, los jóvenes justamente habían salido de la ducha,
y durante la segunda mitad, estaban sudando después de ejercicio
vigoroso. Se condujo el experimento de tal modo que se eliminó toda
posibilidad de factores accidentales o reconocimiento de los sujetos.
En conjunto, 59 personas ofrecieron 715 juicios,
habiéndoseles permitido oler cualquier parte de los cuerpos de los
sujetos cubiertos con sábanas.
Los resultados indicaron
que en 368 juicios, o sea más de la mitad de ellos, los jueces
marcaron “no sé.” Así confesaron que no pudieron
reconocer distinción alguna en el olor corporal de blancos o negros.
Y en casi la mitad de los demás juicios, o en 157 de ellos, los
que creían que podían identificar la fuente del olor corporal se
equivocaron. El adivinar a la ventura hubiera producido casi el mismo
grado de exactitud.
Es de interés que de los
59 jueces, solo siete estaban seguros de que podían distinguir
la fuente del olor corporal en cada caso. Mostraron la confianza que
sentían al nunca marcar “no sé.” No obstante, como
promedio, solo acertaron en la mitad de sus juicios... lo cual
tampoco fue mejor que lo que se hubiera producido adivinando a la
ventura.
George K. Morlan,
comentó en The Journal of Genetic Psychology: “Nuestro
experimento ni prueba ni refuta el que haya diferencias
‘raciales’ en el olor corporal, pero si existen esas diferencias,
y se iguala a los blancos y negros en cuanto a dieta, limpieza y así
por el estilo, nuestra evidencia definitivamente no apoya la
opinión de que los blancos puedan identificar ese olor con un
grado confiable de exactitud.”
El
papel del prejuicio
Sin duda muchas personas,
con toda sinceridad, creen que el olor corporal ofensivo se debe
especialmente a raza, más bien que a falta de higiene o a cierta
dieta. Es posible que, porque se les ha enseñado a creer que otra
raza tiene un olor malo, ellos, de hecho, piensen que pueden detectar
ese olor. Con referencia a este asunto, Gordon W. Allport,
anterior profesor de sicología en la Universidad Harvard, escribió:
“El poder asociativo de
los olores es fuerte . . . si en una ocasión hemos
asociado el olor de ajo con los italianos que hemos conocido, o el
perfume ordinario con inmigrantes, u olores fétidos con las
viviendas atestadas de los barrios pobres, el volver a encontrar
estos olores nos hará pensar en los italianos, inmigrantes,
moradores de barrios pobres. El que se nos presente a un italiano
puede hacernos pensar en el olor del ajo y hasta ‘olerlo.’ Son
comunes las alucinaciones olfatorias (causadas por estas
asociaciones). Es por esta razón que los que se han formado
asociaciones olfatorias declaran con convicción que todos los negros
o todos los inmigrantes huelen mal.”
Una vez que alguien forma
esa opinión, por lo general no es fácil hacer que mude de
ella. El prejuicio puede estar profundamente arraigado, pero parecer
risible cuando se considera objetivamente. Considere, por ejemplo, a
la mujer que dijo que no quería que los negros vivieran en su
vecindad, “porque apestan.” No obstante esta misma mujer
no veía inconveniente en que los negros trabajaran para
ella como sirvientes en su hogar. No hay duda de que John
Dollard, anterior profesor de sicología en la Universidad Yale,
tenía razón cuando dijo: “Parece sumamente posible que si
no existiera tal creencia, los olores de los negros no pasarían
más allá del umbral de la discriminación.”
La Encyclopædia
Britannica, 1971, después de considerar el asunto, llegó a esta
conclusión: “Es dudoso que haya una diferencia significativa en el
olor del sudor. Las pruebas experimentales han indicado escasa
habilidad en poder discriminar entre el sudor de negros y blancos. El
asunto es complejo, y hay una tendencia muy general de atribuir las
diferencias que se perciben a factores ‘raciales,’ cuando en
muchos casos puede que las diferencias se deban a factores sociales y
a otros factores no raciales.”
Es triste cuando se juzga
a otros antes de examinar la evidencia. Y es aún más triste cuando
el individuo se aferra a estas opiniones después de haber
considerado la evidencia. Se ha discriminado contra razas enteras
debido al prejuicio. Pero, realmente, ¿hay base sólida para
prejuicio o discriminación contra cualquier raza de gente?
Una
sola raza humana
CIERTAMENTE hay una
variedad de pueblos en la Tierra y hay manifiesta diferencia en sus
rasgos físicos. ¿Ve usted a todos como individuos que pertenecen a
una sola raza humana, como personas que deben aceptarse según
su mérito individual?
Deberíamos hacerlo. Así
es como nuestro Creador quiere que veamos a la gente. ¿Cómo lo
sabemos? Porque inspiró a uno de sus siervos, al apóstol cristiano
Pablo, a decir: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que
hay en él . . . da a todos vida y aliento y
todas las cosas. E hizo de un solo hombre toda nación de hombres,
para morar sobre la entera superficie de la tierra.”—Hech.
17:24-26.
Pero ¿no son
algunas razas de hombres más preciosas a los ojos de Dios que otras?
Esto es lo que muchos han creído. Sin embargo, después de haber
recibido una demostración de la imparcialidad de Dios, el apóstol
cristiano Pedro se sintió impulsado a exclamar: “Con certeza
percibo que Dios no es parcial, sino que en toda
nación el que le teme y obra justicia le es acepto.”—Hech.
10:34, 35.
¿Cree usted esto?
No todos lo creen.
¿Realmente
una sola familia?
Algunos hasta tuercen la
Biblia, y tratan de mostrar que ella enseña “que los negros, los
monos inferiores y los cuadrúpedos todos pertenecen a ‘una clase
de carne,’ la ‘carne de las bestias.’” El profesor Charles
Carroll afirmó eso en su libro “The Negro a Beast” or “In
the Image of God” que disfrutó de una amplia distribución a
principios del siglo veinte. Por otra parte, algunos evolucionistas
dicen que los negros son ‘una raza inferior de la especie
humana.’
Pero el argumento de
algunos negros es todo lo contrario. El libro Black Nationalism—A
Search for an Identity in America dice: “Los caucáseos
no fueron los habitantes originales de esta Tierra, sino que
fueron un ‘injerto’ procedente de la gente negra. . . .
Contrastado con el Hombre Original (los llamados negros), el blanco
es inferior física y mentalmente. También es débil porque fue
injertado del negro. Él es el verdadero hombre ‘de color,’ es
decir, el que se ha desviado de la norma de color negro.”
¿Qué revelan los
hechos? Realmente somos una sola familia humana? ¿Hay verdad
alguna en las afirmaciones de que no lo somos?
Las
diferencias son superficiales
Considere la carne y
sangre. Algunos insisten en que es diferente en los negros y blancos.
No obstante, The World Book Encyclopedia dice: “Los
científicos declaran que las células que componen el cuerpo humano
son las mismas en toda la gente. . . . Así mismo, el
biólogo puede distinguir la sangre humana de la sangre de los
animales inferiores. Pero los muchos grupos de sangre humana pueden
hallar entre todas las estirpes y razas de la humanidad.”
Se ha escrito mucho
acerca de las diferencias en la estructura corporal de negros y
blancos. Pero ¿cuáles son los hechos? El antropólogo Ashley
Montagu escribe: “Un detenido estudio anatómico parece revelar que
las diferencias físicas están limitadas a características bastante
superficiales. Posiblemente la mejor manera de enfatizar esto es
decir que si se despojara el cuerpo de un negro de todos los rasgos
superficiales como la piel, cabello, nariz y labios, no creo que
haya anatomista que pudiera decir con certeza, en un caso aislado, si
está tratando con el cuerpo de un negro o de un europeo.”
También se señala al
tamaño del cerebro como evidencia de una diferencia básica entre
los blancos y los negros. Se afirma que, como promedio, el cerebro de
los negros es un poco más pequeño que el de los blancos. Pero, aun
si esto fuera cierto, las variaciones normales en el tamaño del
cerebro no parecen afectar la inteligencia. Si la afectaran, los
blancos serían menos inteligentes que los esquimales e indios
norteamericanos que, como promedio, tienen cerebros más grandes.
Para enfatizar el hecho
de que las razas son fundamentalmente iguales, el profesor
Bentley Glass, en su libro Genes and the Man, escribe: “En
conjunto, no es probable que exceda por mucho más de seis pares
la cantidad de genes en que la raza blanca difiere
característicamente, en sentido seglar, de la negra. Sin embargo,
innegablemente los blancos o negros a menudo difieren entre sí
mismos por una cantidad mayor que ésta, un hecho que revela que
nuestros prejuicios raciales son biológicamente absurdos. . . .
La gran laguna entre las razas humanas y los pueblos, donde
existe, es sicológica y sociológica; ¡no es genética!”
Es digno de notar que el
libro reciente Heredity and Humans, por el escritor científico
Amram Scheinfeld, dice: “La ciencia actualmente corrobora lo que la
mayoría de las grandes religiones han predicado por largo tiempo:
Los seres humanos de todas las razas [han] descendido
del mismo primer hombre.”
Dado que esto es cierto,
entonces ¿cómo se explican las obvias diferencias raciales, como el
color de la piel y la textura del cabello?
Por
qué hay diferencias raciales
La primera pareja humana
tenía en su estructura genética los factores múltiples para todas
las diferencias raciales que vemos hoy día. Posiblemente ellos
mismos no fueron ni blancos ni negros, sino mulatos, o
una combinación de los colores que actualmente se hallan en las
varias razas. Un informe histórico temprano acerca de la humanidad
dice: “He aquí que todos son un solo pueblo con un mismo
lenguaje.” (Gén. 11:6, en la Biblia de Jerusalén) Pero
esto cambió súbitamente.
En aquel tiempo temprano
de la historia, una sección grande de la familia humana deseaba
permanecer en un solo lugar por propósitos religiosos y políticos.
Para frustrar esto, el Creador de repente hizo que los hombres
hablaran diferentes idiomas para que no se pudieran entender
unos a otros. Imagínese lo que debe haber sucedido.
No pudiendo comunicarse
como un solo pueblo, pequeños grupos, aislados por la barrera de los
idiomas, se mudaron por su propia cuenta. A medida que se esparcieron
más lejos de su anterior centro, la distancia añadió otra barrera
a la comunicación. Aislados por sitio e idioma, los descendientes de
cada grupo se multiplicaron, y en el transcurso del tiempo
desarrollaron a mayor grado los rasgos distintos de su “raza.”
Pero estos rasgos físicos que se pasaron de padre a hijo
no hicieron, de modo alguno, que una raza fuera superior o
inferior a otra.—Gén. 11:7-10.
La verdad es que estas
diferencias raciales realmente no son muy grandes, como escribe
Hampton L. Carson en Heredity and Human Life: “La
paradoja a la que nos enfrentamos es que cada grupo de criaturas
humanas parece externamente diferente pero debajo de estas
diferencias hay una semejanza fundamental.”
Bueno, si todos los seres
humanos realmente son una sola familia, ¿por qué existen terribles
problemas raciales?
¿Cuál
es la causa?
Aunque Dios creó
perfectos a Adán y Eva, nuestros primeros padres humanos, ellos le
dieron un mal comienzo a su prole. ¿Cómo? Se rebelaron
voluntariosamente contra Dios y se apartaron de su gobernación.
Apartados de Dios, Adán y Eva se hicieron imperfectos, defectuosos.
Como resultado, pasaron esta imperfección —esta tendencia a lo
malo— a sus descendientes.—Rom. 5:12.
Por eso, desde su
nacimiento todos los seres humanos son defectuosos. Son propensos al
egoísmo y al orgullo. Además, cuando la primera pareja humana se
apartó del dominio de Dios, llegaron a estar bajo la gobernación de
una criatura inicua, un espíritu, al que la Biblia llama Satanás o
el Diablo. (Rev. 12:9; 2 Cor. 4:4) Es en estas circunstancias
que tiene sus raíces la historia de la familia humana plagada por
prejuicios hasta el momento actual.
Para expresarlo
llanamente: Las criaturas humanas egoístas, imperfectas, bajo el
control de Satanás, han propagado todas las enseñanzas falsas
acerca de las razas y ésta es la causa de los terribles problemas
raciales.
¿Qué
hará usted?
Usted puede permitir que
la propaganda falsa de este mundo influya en usted y le haga ver de
modo incorrecto a la gente de otras razas. O, usted puede amoldar su
modo de pensar de acuerdo con la verdad —la verdad que se halla
especialmente en la Palabra de Dios, la Biblia— y ver a la gente de
otras razas de modo sano, correcto.
Se concede el hecho de
que quizás sea difícil corregir los prejuicios que se han sostenido
por largo tiempo, pues pueden estar profundamente arraigados. Pero si
queremos agradar a nuestro Creador, Jehová Dios, es esencial que nos
esforcemos por obtener y mantener el punto de vista correcto de
nuestros congéneres. Es preciso que tengamos presente el punto de
vista de Dios, a saber, que “en toda nación el que le teme y obra
justicia le es acepto.”—Hech. 10:35.
No falta mucho para que
Dios cumpla su promesa de dictar juicio. Limpiará la Tierra,
eliminando de ella todos los elementos que la corrompen, incluso a
todos los del entero mundo de la humanidad que no estén en
armonía con su voluntad, sin importar de qué raza sean. Solo los
que obran justicia y le son aceptos serán conservados vivos. (1 Juan
2:17) La Biblia nos asegura que incluida entre estos últimos habrá
“una grande muchedumbre . . . de todas las
naciones y tribus y pueblos y lenguas.” (Rev. 7:9) Estos
morarán, todos juntos, en paz y unidad como hermanos y hermanas de
una sola familia humana unida.
Pero ¿qué hay de los
que han tenido prejuicios raciales profundamente arraigados? ¿Cómo
pueden corregir su modo de pensar?
[Comentario
de la página 21]
‘Si
se despoja al hombre de todo rasgo superficial, como la piel,
cabello, nariz y labios, no hay anatomista que pueda decir con
certeza si está tratando con el cuerpo de un negro o europeo.’
[Comentario
de la página 23]
La
Biblia dice: “En toda nación el que le teme [a Dios] y obra
justicia le es acepto.”
[Comentarios
de la página 22]
“Los
muchos grupos de sangre humana pueden hallarse entre todas las
estirpes y razas de la humanidad.”
‘La
ciencia corrobora lo que las religiones predican: Los seres humanos
de todas las razas [han] descendido del mismo primer hombre.’
Hallaron
la solución al problema de las razas
HOY hay miles de personas
que han vencido los prejuicios raciales que habían abrigado durante
toda su vida. Han hallado la solución al problema que continúa
persiguiendo a la humanidad. ¿Cómo? La clave es educación
correcta, conseguir información exacta.
Cuando falta esta clave,
a menudo el resultado es prejuicio. Prejuicio es el juicio al que se
llega antes de realmente examinar la evidencia respecto al
asunto de que se trata. Entonces, debido a ese prejuicio, hay la
inclinación de tratar a otros con discriminación.
Cuando se trata de las
razas, las personas a menudo creen que han examinado la
evidencia. Y quizás piensen que están obrando en armonía
con información exacta. Pero, en realidad, es común que,
desde su juventud en adelante, se le dé a la gente información
incorrecta acerca de pueblos de otras razas y nacionalidades. Las
consecuencias verdaderamente son tristes.
Esto se ve claramente en
los siguientes relatos personales. En uno, un negro describe cómo es
ser víctima del prejuicio discriminación raciales, pero relata cómo
halló la solución a este problema. Sin embargo, primero dirija su
atención al relato de un blanco. Ilustra cómo los prejuicios a
menudo se pasan de una generación a la siguiente, pero muestra los
cambios sanos y los beneficios que se pueden realizar al obtener
información exacta de una fuente correcta.
Un
blanco del Sur halla la solución
Nací blanco, y me crié
en el verdadero Sur en los años veinte y treinta. En ese entonces la
segregación no solo estaba escrita en las leyes del país, sino
en los corazones de mi familia y de nuestros vecinos blancos. Desde
la juventud nos inculcaron la idea de que la raza negra era inferior,
de modo que solo era natural que lo creyéramos. Todo el mundo lo
creía. Además, a medida que íbamos creciendo, veíamos lo que nos
parecía como prueba. Entre otras cosas, son de color negro. Por más
que se laven no pueden deshacerse de esta evidencia de que son
de la ‘raza maldita,’ señalaban nuestros ancianos.
Cuando se les daba
trabajo que hacer, siempre había un capataz blanco que les dijera
qué hacer y cómo hacerlo. ‘Son demasiado estúpidos para hacer
algo que requiera inteligencia,’ era la razón que se daba. Se nos
decía: ‘Los negros deben estar en algún lugar entre los monos y
los seres humanos, realmente subhumanos.’
Cuando fui a la escuela,
la teoría de la evolución fortaleció estas ideas. A menudo se
hacía burla de los negros al decir que no eran más que
“bestias,” solo capaces de hacer trabajo sencillo pero duro en
las granjas o de ser domésticos. Algunos hasta decían que
evidentemente Dios había creado una raza para ser siervos, no tan
listos como fuertes y capacitados para hacer trabajo duro bajo el sol
caliente. Entonces, ¿qué importaba si de vez en cuando, cuando el
negro trataba de hacerse valer y salir del lugar que Dios le había
asignado, se hiciera necesario ponerlo ‘en su lugar’ por una
reprensión dura o hasta golpes?
Sí, hasta las iglesias
estimulaban esta actitud, puesto que no se permitía que los
negros se reunieran con nosotros en adoración. Tenían sus propias
iglesias que a menudo eran simples chozas en medio de un sembrado de
algodón. Se nos decía que sus servicios allí constaban más bien
de sesiones de gritar y cantar que sermones significativos y sesiones
de escuela dominical.
En círculos de chismería
a menudo se hablaba en tonos bajos acerca de ‘la manera en que
viven... solo un nivel superior a los animales.’ Se señalaba a los
casos de inmoralidad y a los hijos ilegítimos. A nadie le importaba
que un hombre o una mujer no se tomara la molestia de conseguir
un divorcio antes de empezar a vivir con un nuevo compañero. Todo
eso era parte de su mentalidad, se decía. No se nos decía que
unas cuantas generaciones antes durante la esclavitud, desbarataban a
las familias negras y vendían a sus miembros a amos diferentes, o
que ciertos amos usaban a un esclavo bien formado para empreñar a
sus esclavas a fin de producir prole para el mercado de esclavos.
Recuerdo que en una
ocasión estaba tirando una sierra de trozar con un negro joven de mi
propia edad a fin de cortar un árbol. Cuando empezó a sudar,
¡realmente apestaba! ¡Ah! pensé yo, esto prueba lo que dicen
acerca de que los negros tienen un olor corporal extraño. Pero
no tomé en cuenta que mientras yo me había bañado ese día,
él tenía escasos medios para bañarse en su humilde hogar. Además,
el no haber recibido de su familia instrucción temprana en la
higiene posiblemente disminuyó su incentivo de bañarse con
frecuencia.
Es obvio que las
actitudes generales de los blancos que me rodeaban al crecer me
afectaron. Cuando, estando todavía en mi adolescencia, empecé a
estudiar con los testigos de Jehová, a veces tenía que luchar para
hacer que mi modo de pensar armonizara con lo que la Biblia enseña
acerca de las razas. Es difícil “desaprender” el prejuicio.
Recuerdo las reacciones diversas que experimenté al tratar de
ajustar mi modo de pensar.
Hay una tendencia natural
de aferrarse en los conceptos viejos, pero, en lo recóndito,
realmente me regocijaba cada vez que se refutaba un mito viejo.
Realmente fortaleció mi fe ver que la Biblia dice la verdad respecto
a las razas, pues ya sabía que era veraz y confiable en otros
asuntos. Todas las razas habían descendido de un solo hombre, Adán;
todas son iguales a la vista de Dios. Dios no ha maldecido a
ninguna. Y mientras más veía cómo se trataba a los negros y aun a
algunas otras razas por todo el mundo, más patente se me hizo que
cualesquier inigualdades en habilidades, inteligencia y así por el
estilo tenían que deberse principalmente, si no enteramente, a
las privaciones que habían experimentado y que emanaban del
prejuicio.
Al trabajar, participar
en recreos, estudiar y adorar con negros y blancos por más de
treinta años, no he hallado razón alguna para que una raza se
considere a sí misma superior a otra. El amor a Dios y el amor al
prójimo, amor genuino y libre de hipocresía, es la única solución
al problema del prejuicio racial.
Un
negro del Sur halla la solución
Me crié en el Sur a
fines de los años cuarenta. Mi familia era muy pobre, lo mismo que
la mayoría de las familias negras. Mi padre trabajaba en los campos.
Nunca se me enseñó a mí que los negros eran inferiores a los
blancos, aunque resaltaba el hecho de que los blancos abrigaban ese
punto de vista.
Mis padres me explicaron,
y también se nos enseñó en nuestra escuela segregada, que a los
negros se les había oprimido desde que vinieron a los EE. UU.
como esclavos. Dijeron que aunque se suponía que éramos libres e
iguales, todo estaba establecido para mantenernos como ciudadanos
secundarios, inferiores a los blancos. Mi padre me contó que cuando
era muchacho y hablaba con una persona blanca nunca se atrevía a
mirarla directamente al rostro. Dijo que siempre tenía que tener la
cabeza inclinada un poco y tenía que responder con “sí señor”
o “no señor” por temor de represalia. Hasta me contó que
una vez fue al centro y un blanco le disparó en los pies y gritó:
“¡Oye, negro, baila!”
De modo que yo estaba
preparado para maltrato y discriminación. Pero de todos modos dolía.
En los autobuses se exigía que pasáramos a la parte trasera, y a
menudo teníamos que ir a la puerta o ventana de atrás de los
restaurantes para que nos sirvieran. Y en los lugares públicos los
retretes tenían letreros para “blancos” y “negros,” y, por
supuesto, los que eran para los “negros” siempre eran de calidad
inferior. Un día alrededor de 1965 fui a una cuadra de caballos
de montar y se me dijo: “Hay cierto día para ustedes.”
Tenían suficientes caballos para alquilar, pero no se nos
permitió cabalgar con los blancos.
Lo que más me frustraba
era el vicioso ciclo económico en que los blancos tenían a los
negros. En el pasado, debido a la esclavitud y segregación forzada,
los negros se hallaban limitados en cuanto a oportunidades para
educación y empleos, por eso no podían mejorar su condición
económica o vida de familia. Aun en tiempos recientes, fuese, por
falta de educación o por discriminación, un padre negro a menudo
hallaba que no podía proveer adecuadamente para su familia, ya
sea en cuanto a lo material o la educación.
Para el tiempo que empecé
a ir a la escuela, muchos negros habían llegado a la conclusión de
que la única manera de mejorar su situación era por medio de
obtener una buena educación. Recuerdo que mis maestros enfatizaban
esto, diciendo: ‘Estudien, obtengan una buena educación, para que
no tengan que trabajar en los campos después de completar su
escuela secundaria.’ No nos oponíamos al trabajo duro.
No, sino a trabajar desde la salida del sol hasta la puesta del sol
por un sueldo mezquino, y quedarnos al fin sin nada tangible.
El sistema fue lo que
desanimó a muchos negros. Algunos, frustrados por no poder
hallar trabajo, recurrieron a la bebida, drogas y al crimen para
aliviar su frustración. Esto solo prestó apoyo a la idea de los
blancos de que los negros son faltos de incentivo y perezosos. Cobró
fuerza en mí un intenso sentido de resentimiento por la perpetuación
del sistema económico injusto y cruel.
Empecé a preguntarme:
¿Realmente me librará de estas injusticias una buena educación?
¿Cambiará las actitudes básicas de los blancos para conmigo? Estas
preguntas me preocupaban mucho. Sin embargo, el estudiar la Biblia
con los testigos de Jehová me ayudó a ver la verdadera razón por
las injusticias raciales que son tan generales. También aprendí que
la oración que se me enseñó como niño ofrece la única esperanza
duradera para alivio... el reino de Dios.—Mat. 6:9, 10.
De mis estudios bíblicos
pude ver que todos los hombres son imperfectos y que
no siempre tratan a otros como deben. Como dice la Biblia: “El
hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo.” (Ecl. 8:9) Sin
embargo, la asociación que tuve con los testigos de Jehová me ayudó
a ver que ellos tienen el mismo punto de vista acerca de las razas
que la Biblia manifiesta. Realmente creen que Dios “hizo de un solo
hombre toda nación de hombres, para morar sobre la entera superficie
de la tierra.” (Hech. 17:26) En realidad, los Testigos demuestran
el amor que Jesús dijo que sus seguidores verdaderos tendrían.—Juan
13:34, 35.
He hallado que entre los
Testigos se practica este amor sin importar de qué raza sean. Es
cierto que, tal como en el caso de otros individuos criados en este
sistema, es posible que se les haya inculcado odio racial y
resentimiento. Pero he observado, en el caso mío y en el de otros,
que cuando uno acepta el punto de vista de Dios acerca de las
diferencias raciales y se esfuerza por conocer íntimamente a
personas de las diferentes razas, se disipan los antiguos mitos
basados en prejuicios.
Agradezco el haber
aprendido las verdades bíblicas que me han librado a mí y a mi
familia de estos problemas raciales. Nos sentimos felices porque
estamos ocupados en ayudar a otros de toda raza a ver que el reino de
Dios es la verdadera solución a todos los problemas del hombre.
Solución
al alcance de todos
Estos no son relatos
poco usuales. Millones de individuos han aprendido desde su juventud
a abrigar prejuicios; otros millones han sido víctimas del prejuicio
y, como resultado, han sufrido injusta discriminación racial. Pero,
felizmente, la Palabra de Dios tiene la solución... nos informa cómo
el Creador ve a la humanidad y cómo nosotros debemos tratarnos unos
a otros.
Ante todo, como hemos
visto, la Biblia enseña que todos somos una sola familia humana.
Sí, a la vista de Dios, las criaturas humanas de toda raza o
nacionalidad son iguales en todo sentido. (Hech. 10:34, 35) Este
también es el punto de vista que Jesucristo expresó.
El principal mandamiento
que Cristo dio a sus seguidores fue ‘que se amaran unos a otros’
así como él los amó a ellos. (Juan 13:34, 35) Este amor entre
ellos no habría de ser algo exclusivo... solo para los miembros
de una raza o razas en particular. ¡De ninguna manera! “Ténganle
amor a toda la asociación de hermanos,” instó un apóstol
de Cristo. De otro dijo: “El que no ama a su hermano, a quien
ha visto, no puede estar amando a Dios, a quien no ha
visto.”—1 Ped. 2:17; 1 Juan 4:20.
¿Cómo se manifiesta
este amor cristiano? La Palabra de Dios explica cómo al dar esta
exhortación: “En cuanto a mostrarse honra los unos a los otros
lleven la delantera.” (Rom. 12:10) Piense en lo que querrá decir
el que usted haga esto. Tratará a otros, prescindiendo de su raza o
nacionalidad, con verdadera dignidad y respeto y los considerará
como ‘superiores a usted.’ (Fili. 2:3) Cuando existe semejante
espíritu de genuino amor cristiano, queda resuelto el problema del
prejuicio racial.
Posiblemente algunos
pongan el reparo: ‘Esto nunca sucederá.’ ¡No obstante ya
ha sucedido entre los testigos de Jehová... en una organización
de más de dos millones de personas! Esto no es decir que cada
testigo individual de Jehová sin excepción se haya librado
perfectamente de los prejuicios que aprendió de este sistema impío.
No, pero sí han resuelto este problema de razas a un grado que
ningún otro pueblo de la Tierra ha igualado. Y esto se le hace
patente a todo el que investiga.
Por ejemplo, el escritor
católico William J. Whalen hizo notar en el U.S. Catholic
de julio de 1964: “Me parece que una de las características
más atractivas de este culto ha sido su norma tradicional de la
igualdad racial. Los negros que se hacen testigos de Jehová saben
que se les recibirá como verdaderas criaturas humanas.”
Adicionalmente, G. Norman
Eddy, después de un estudio intenso de los testigos de Jehová,
escribió en la publicación religiosa Journal of Bible and
Religion: “Al penetrar a mayor profundidad en sus valores
sociales, me impresiona la genuina alta estima que le tienen a gente
de toda raza. Diferentes de algunos que le prestan apoyo de labios
afuera a la doctrina de la hermandad racial, los Testigos les dan la
bienvenida a todos a su sociedad —aun a puestos de dirección
sobresaliente— sin referencia a color o rasgos.”
¿Anhela usted la
hermandad verdadera y desea ver a personas de toda raza morando
juntas en paz? Entonces le invitamos gustosamente a asistir a un
Salón del Reino local donde los testigos de Jehová se reúnen con
regularidad para estudiar la Palabra de Dios. Vea por usted mismo si
no manifiestan genuino amor cristiano... a personas de toda
raza.
El
punto de vista bíblico
¿Maldijo
Dios a los negros?
MUCHOS líderes
religiosos han contestado “Sí.” Los clérigos Robert Jamieson,
A. R. Fausset y David Brown, en su comentario bíblico
afirman: “Maldito sea Canaán [Génesis 9:25]... esta
condenación se ha cumplido en . . . la esclavitud de
los africanos, los descendientes de Cam.”—Commentary, Critical
and Explanatory, on the Whole Bible.
Se afirma que no solo
la esclavitud de los negros fue un cumplimiento de esta maldición
bíblica, sino también el color negro de su piel. Así, a muchos
blancos se les ha hecho dar por sentado que los negros son
inferiores, y que Dios se propuso que fueran los siervos de los
blancos. El tratamiento que muchos negros recibieron como resultado
de esta interpretación religiosa los amargó. Uno de ellos comenta:
“Fue en el verano
de 1951 cuando yo, como niña inquisitiva de siete años de
edad, me senté en los escalones de la Primera Iglesia Bautista en
Sheepshead Bay, Brooklyn, y lloré. Con gran diligencia había
tratado de quitar la negrura de mi piel por medio de frotarla, porque
mis compañeras blancas habían dicho que era ofensiva. El producto
Ajax con que me froté solo dejó un lugar enrojecido e
hinchado que me dolía casi tanto como mi corazón pueril, cuando me
puse a pensar en por qué un Dios de amor haría negra a una persona,
a no ser que realmente no me amaba.
“Había oído que
nuestro color se debía a que Dios había maldecido a nuestra raza.
Pero todavía no sabía ni entendía qué le habíamos
hecho a Dios que mereciera este castigo. Y al pensar en ello, me
parece que en lo recóndito de mi corazón siempre le había abrigado
a Dios un rencor particular por haberme hecho negra y ponerme en un
mundo blanco.”
¿Qué hay de esta
maldición bíblica? ¿Hay gente negra como resultado de haber
maldecido Dios a uno de sus antecesores? Y ¿sufrieron siglos de
esclavitud los negros en cumplimiento de esta maldición? ¿Realmente
enseña la Biblia estas cosas? Veamos. El relato bíblico de que se
trata reza así:
“[Noé] bebió del vino
y embriagóse, quedando descubierto en medio de su tienda. Y Cam,
padre de Canaán, vió la desnudez de su padre, y lo contó a sus dos
hermanos . . . Y despertó Noé de su vino, y supo lo
que había hecho con él su hijo menor y dijo: ¡Maldito sea
Canaán! siervo de siervos será a sus hermanos. Dijo también:
¡Bendito sea Jehová, el Dios de Sem! y será Canaán siervo de
ellos. Dará Dios ensanche a Jafet, y habitará en las tiendas de
Sem; y será Canaán siervo de ellos.”—Gén. 9:21-27,
Versión Moderna.
Se ha afirmado que esta
maldición bíblica señala con especialidad a los negros para
servitud perpetua. De hecho, en 1838 Theodore Weld, que hacía
una campaña contra la esclavitud, escribió en un tratado popular:
La “profecía de Noé [citada arriba] es el vade mecum
[compañero constante] de los amos de esclavos, y nunca se atreven a
salir sin ella.”—The Bible Against Slavery, página 66.
Pero, ante todo, sírvase
notar que en este relato bíblico no se dice nada acerca de
maldecir a nadie con negrura de piel. Y note, también, que se
maldijo a Canaán no a su padre Cam. Canaán no tenía
piel negra, tampoco la tenían sus descendientes que se establecieron
en la tierra que llegó a conocerse como Palestina. (Gén. 10:15-19)
Andando el tiempo, los cananeos fueron subyugados por los israelitas,
descendientes de Sem, y más tarde por Medo-Persia, Grecia y Roma,
descendientes de Jafet. Esta subyugación de los cananeos cumplió la
maldición profética impuesta a su antecesor Canaán. Así, esta
maldición no tuvo nada que ver con la raza negra.
Entonces, ¿de dónde
vino la raza negra? De los otros hijos de Cam, Cus y probablemente
también Put, cuyos descendientes se establecieron en África. Pero,
como hemos visto, ¡la Biblia absolutamente no dice nada acerca
de que los descendientes negros de estos hombres hayan sido
maldecidos! No obstante, se cometió el error de dar por sentado
que sí lo fueron. ¿Cuándo empezaron los comentaristas
eclesiásticos a aplicar la maldición a Cam?
Un eclesiástico que
vivió hace unos 1.500 años, Ambrosiaster, la aplicó así al
decir: “Debido a una tontería Cam, que insensatamente se burló de
la desnudez de su padre, fue declarado un esclavo.” Y en su libro
reciente Slavery and the Catholic Church, John F. Maxwell
comenta: “Se siguió usando este ejemplo desastroso de exégesis
[explicación] fundamentalista por 1.400 años, y dio por
resultado el punto de vista generalmente acepto de que los negros
africanos fueron maldecidos por Dios.”
Hace cien años la
Iglesia Católica todavía se atenía a la opinión de que los negros
fueron maldecidos por Dios. Maxwell explica que esta opinión
“evidentemente sobrevivió hasta 1873 cuando el Papa Pío IX
adjuntó una indulgencia a la oración por los ‘miserables etíopes
de África Central para que el Dios todopoderoso por fin remueva la
maldición de Cham [Cam] de sus corazones.’”
Pero aun antes del
principio de la cristiandad hace más de 1.500 años, sí,
posiblemente aun antes que Jesucristo viviera en la Tierra, los
rabinos judíos enseñaban un relato acerca del origen de la piel
negra. La Encyclopædia Judaica afirma: “El descendiente de
Cam (Cus) tiene piel negra como castigo por haber tenido Cam
relaciones sexuales en el arca.”
Se han fabricado
“cuentos” parecidos en tiempos modernos. Los defensores de la
esclavitud como, por ejemplo, John Fletcher de Luisiana, enseñaron
que el pecado por el cual Noé pronunció la maldición fue el
matrimonio entre personas de distintas razas. Fletcher afirmó que
Caín fue herido con piel negra por haber matado a su hermano Abel, y
que Cam había pecado por medio de casarse con alguien de la raza de
Caín. Es notable, también, que Nathan Lord, presidente durante el
siglo pasado del colegio universitario Dartmouth, igualmente atribuyó
la maldición que Noé le impuso a Canaán en parte al “matrimonio
prohibido [de Cam] con la previamente inicua y maldecida raza de
Caín.”
Pero estas enseñanzas
no tienen base alguna en la Biblia. Y en siglos pasados hubo
personas que manifestaron que la maldición pronunciada por Noé se
estaba aplicando erróneamente a los negros. Por ejemplo, allá en
junio de 1700 el juez Samuel Sewall de Boston explicó: “Porque
Canaán es la persona maldecida tres veces, sin haberse
mencionado a Cham [Cam]. . . .
Mientras que los Blackmores [la raza negra] no descendieron
de Canaán, sino de Cus.”
También, en 1762 cierto
John Woolman publicó un ensayo en el cual presentó el argumento de
que el aplicar esta maldición bíblica de tal modo que justificara
el esclavizar a gente y privarla de sus derechos naturales “es una
suposición demasiado crasa para que la admita en su mente cualquier
persona que sinceramente desee gobernarse por principios sólidos.”
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