jueves, 22 de junio de 2017

Que es ser salvo




La salvación, su verdadero significado
¿ES USTED salvo?” 
A menudo, las personas que plantean esta pregunta consideran que son salvas porque han ‘aceptado a Jesús como su Salvador personal’. 
Otras opinan que hay diversos caminos hacia la salvación, y que mientras uno ‘tenga a Jesús en el corazón’, no importa cuáles sean sus creencias ni a qué Iglesia pertenezca.
La Biblia dice que la voluntad de Dios es que “hombres de toda clase se salven”. (1 Timoteo 2:3, 4.
Así pues, la salvación está al alcance de todos aquellos que estén dispuestos a aceptarla. 
Ahora bien, ¿qué significa exactamente ser salvo? 
¿Es en verdad algo que simplemente sucede con poco esfuerzo personal o ninguno?
La palabra salvación significa “liberación de un peligro; prevención de la destrucción”. 
La verdadera salvación, pues, implica más que un estado de serenidad mental. 
Significa salvarse de la destrucción del inicuo sistema de cosas actual y, finalmente, de la muerte misma. 
Pero, ¿a quiénes precisamente salvará Dios? 
A fin de hallar la respuesta, examinemos lo que Jesucristo enseñó al respecto. 
Quizás le sorprendan los resultados de la investigación.



¿Se puede hallar la salvación en todas las religiones?
En cierta ocasión, Jesús conversó con una samaritana. Aunque no era judía, creía acertadamente en la venida del Mesías, “el que se llama Cristo”. (Juan 4:25.) ¿Bastaba tal creencia para que se salvara? No, pues Jesús le dijo sin rodeos: “Ustedes adoran lo que no conocen”. Jesús sabía que para alcanzar la salvación, aquella mujer tenía que cambiar su forma de adorar a Dios. Por lo tanto, le dijo: “No obstante, la hora viene, y ahora es, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren”. (Juan 4:22, 23.)
En otra ocasión en la que Jesús también puso de manifiesto su modo de ver la salvación, estaban implicados los fariseos, una importante secta religiosa del judaísmo. Ellos habían elaborado un sistema de adoración y creían que este tenía la aprobación de Dios. Pero observe lo que Jesús les dijo: “¡Hipócritas! Tenía razón Isaías cuando profetizó de ustedes: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas’”. (Mateo 15:7-9, Nueva Versión Internacional, 1995.)
¿Qué se puede decir de los muchos grupos religiosos de la actualidad que afirman creer en Cristo? ¿Contarán todos con la aprobación de Jesús, como caminos que verdaderamente conducen a la salvación? No hace falta adivinar la respuesta, pues Jesús dijo claramente: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?’. Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero”. (Mateo 7:21-23.)


El conocimiento exacto de Jesús es esencial para la salvación
Esas palabras de Jesús son aleccionadoras. Muestran que muchas personas devotas no están ‘haciendo la voluntad del Padre’. ¿Cómo, entonces, se puede alcanzar la salvación genuina?. 1ª Timoteo 2:3, 4 contesta: “[La] voluntad [de Dios] es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad”. (Compárese con Colosenses 1:9, 10.)
Dicho conocimiento es fundamental para alcanzar la salvación. Cuando un carcelero romano preguntó al apóstol Pablo y a su compañero Silas: “¿Qué tengo que hacer para salvarme?”, ellos contestaron: “Cree en el Señor Jesús y serás salvo, tú y tu casa”. (Hechos 16:30, 31.) ¿Dieron a entender con esa respuesta que lo único que tenían que hacer el carcelero y su familia era experimentar cierta sensación en el corazón? No. Para empezar, no podían ‘creer verdaderamente en el Señor Jesús’ a menos que conocieran algo sobre quién era, sus obras y sus enseñanzas.
Por ejemplo, Jesús enseñó que se establecería un gobierno celestial: el “reino de Dios”. (Lucas 4:43.) También expuso principios relacionados con la moralidad y el comportamiento cristianos. (Mateo, capítulos 5-7.) Dio a conocer la postura que adoptarían sus discípulos con relación a los asuntos políticos. (Juan 15:19.) Instauró un programa mundial de enseñanza y comisionó a sus seguidores a llevarlo a cabo. (Mateo 24:14; Hechos 1:8.) En efecto, ‘creer en Jesús’ implicaba entender muchas cosas. Con razón, pues, Pablo y Silas “hablaron la palabra de Jehová [al carcelero] junto con todos los que estaban en su casa” antes de que aquellos nuevos creyentes se bautizaran. (Hechos 16:32, 33.)



El conocimiento exacto de Dios también es esencial
Creer con sinceridad en Jesús implica necesariamente adorar al Dios que Jesús mismo adora. Jesús dijo en oración: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo”. (Juan 17:3.)
Durante su ministerio terrestre, el Hijo de Dios siempre enfocó la atención en su Padre, no en sí mismo. Nunca alegó ser el Dios Altísimo. (Juan 12:49, 50.) En muchas ocasiones dejó clara la posición que ocupaba en el orden establecido por Dios, al decir que estaba subordinado a su Padre. (Lucas 22:41, 42; Juan 5:19.) De hecho, dijo: “El Padre es mayor que yo”. (Juan 14:28.) ¿Le ha enseñado su Iglesia la verdadera relación que existe entre Dios y Cristo? ¿O se le ha hecho creer que Jesús mismo es el Dios Altísimo? Su salvación depende de conocer la verdad al respecto.
En el padrenuestro, Jesús instó a sus discípulos a pedir en oración: “Santificado sea tu nombre”. (Mateo 6:9.) La mayoría de las traducciones de la Biblia han ocultado el nombre de Dios, ya que lo traducen como “Señor”. Pero en los manuscritos de más antigüedad, el nombre de Dios aparecía más de seis mil veces en el “Antiguo Testamento”. Por tanto, el Salmo 83:18 dice: “Para que la gente sepa que tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra”. ¿Le han enseñado a utilizar el nombre de Dios, es decir, Jehová? Si no es así, su salvación corre peligro, pues “todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo”. (Hechos 2:21; compárese con Joel 2:32.)


Con espíritu y con verdad
Jesucristo también destacó la Palabra de Dios, la Biblia. Cuando explicaba el parecer de Dios respecto a ciertos asuntos, a menudo decía: “Está escrito”. (Mateo 4:4, 7, 10; 11:10; 21:13.) En vísperas de su muerte, Jesús dijo en oración respecto a sus discípulos: “Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad”. (Juan 17:17.)
Por consiguiente, también es necesario entender las enseñanzas de la Palabra de Dios, la Biblia, para alcanzar la salvación. (2 Timoteo 3:16.) Solo la Biblia responde a preguntas como las siguientes: ¿Cuál es nuestra razón de ser? ¿Por qué ha permitido Dios que continúe la maldad por tanto tiempo? ¿Qué sucede cuando uno muere? ¿De veras tortura Dios a la gente en un infierno? ¿Cuál es el propósito de Dios para la Tierra? No podemos adorar a Dios de forma apropiada sin entender correctamente esos asuntos, pues Jesús dijo: “Los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad”. (Juan 4:23.)

La fe nos motiva a actuar
La salvación encierra más que simplemente conseguir información. En un corazón receptivo, el conocimiento exacto de Dios produce como fruto la fe. (Romanos 10:10, 17; Hebreos 11:6.) Dicha fe nos motiva a actuar. Por ejemplo, la Biblia exhorta: “Arrepiéntanse, por lo tanto, y vuélvanse para que sean borrados sus pecados, para que vengan tiempos de refrigerio de parte de la persona de Jehová”. (Hechos 3:19.)
Ciertamente, la salvación también implica vivir en conformidad con las normas de Dios relacionadas con la conducta y la moralidad. A consecuencia del efecto transformador de la Palabra de Dios, hábitos de toda la vida, como la mentira y el engaño, se reemplazan con la honradez y la veracidad. (Tito 2:10.) Las prácticas inmorales, tales como la homosexualidad, el adulterio y la fornicación, se reemplazan con la conducta moral casta. (1 Corintios 6:9-11.) No se trata de una abstinencia temporal debida a la emoción, sino de un cambio permanente que es producto del estudio cuidadoso y la aplicación de la Palabra de Dios. (Efesios 4:22-24.)
Con el tiempo, la persona de corazón sincero, motivada por el amor y el aprecio que siente por Dios, se dedica de lleno a él y lo simboliza mediante el bautismo. (Mateo 28:19, 20; Romanos 12:1.) A la vista de Dios, los cristianos bautizados son salvos. (1 Pedro 3:21.) Durante la venidera destrucción de este mundo inicuo, Dios los salvará completamente al preservarlos a través de esa tribulación. (Revelación 7:9, 14.)

Qué puede significar la salvación para usted
Queda claro de este breve análisis que alcanzar la salvación implica más que ‘tener al Señor Jesús en el corazón’. Significa adquirir conocimiento exacto de Jehová Dios y de Jesucristo, y efectuar los cambios necesarios en la vida. Quizás le parezca que es una tarea muy difícil, pero los testigos de Jehová están a su disposición para ayudarle. Mediante un estudio gratuito de la Biblia, pueden ayudarle a iniciarse en el camino que conduce a la verdadera salvación.

En vista de la proximidad del venidero día de juicio de Dios, es más urgente que nunca andar en ese camino. Este es el momento de hacer caso de las palabras del profeta: “Antes que venga sobre ustedes el día de la cólera de Jehová, busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han practicado Su propia decisión judicial. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente se les oculte en el día de la cólera de Jehová”. (Sofonías 2:2, 3.)

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