Los
asombrosos ingenieros animales
LOS ingenieros humanos
por lo general requieren un título universitario, puesto que tienen
que aprender a planear o construir carreteras, puentes, presas,
canales y túneles. Pero en la naturaleza hay asombrosos ingenieros
que no necesitan ir a una escuela de ingenieros para aprender a
construir presas, canales o túneles; simplemente saben
hacerlo.
Un experto en la
construcción de túneles es cierta clase de ardilla o marmota de las
llanuras occidentales de la América del Norte. Este ingeniero
subterráneo excava un pozo casi directamente vertical de unos dos y
medio a cinco metros de profundidad. La entrada del túnel recibe
atención especial. Está situada en medio de lo que parece un volcán
pequeño de tierra. Esta elevación sirve de barrera contra
inundaciones, impidiendo que las lluvias fuertes inunden el túnel.
¿Qué hay si la lluvia es tan fuerte que aun la entrada elevada
queda sumergida temporalmente? Los ingenieros que controlan las
inundaciones de la naturaleza hacen arreglos para tal emergencia.
Además de los túneles
regulares, las marmotas de las llanuras construyen, no lejos de
la superficie, túneles laterales a corta distancia del principal
pasadizo vertical. Mientras el agua de la inundación se mete
corriendo en la madriguera, las marmotas se apresuran a entrar en los
extremos de los túneles de emergencia. El agua que entra corriendo
en la madriguera obliga al aire a entrar en los túneles de
emergencia, formando bolsas de aire. Éstas impiden que el agua
avance más adentro del túnel, y así se les suministra a estos
ingenieros subterráneos un lugar de seguridad.
Cuando se trata de
velocidad asombrosa en la construcción de túneles, pocos ingenieros
subterráneos de la naturaleza superan a los topos y a cierta clase
de armadillos. Se observó que un topo excavó un túnel de un metro
cincuenta centímetros o más en veintiséis minutos, una velocidad
de unos tres metros sesenta y seis centímetros por hora. Se ha
observado que un armadillo se entierra completamente en dos
minutos... esto en terreno tan duro que una persona necesitó un
zapapico para cavar un hoyo. Los armadillos no solo pueden cavar
con velocidad prodigiosa, sino que el armadillo de once franjas cava
en el piso del bosque fosos que descienden tanto como 15 metros,
y sale al nivel del agua en el fondo de riscos de ríos.
Quizás el más extraño
de los ingenieros subterráneos de la naturaleza sea el ornitorrinco.
Este mamífero que pone huevos construye una madriguera que penetra
en la ribera del río una longitud de metro y medio hasta más
de 18 metros. Por lo general se construyen varias salidas.
La ornitorrinco también cierra con barricadas su madriguera con una
serie de tapadores de tierra suelta a intervalos a lo largo del túnel
principal que conduce al exterior. Todo esto asegura aislamiento para
la guardería de ornitorrinquitos.
Expertos
en construir presas
La construcción de
túneles es solo una de las muchas obras de ingeniería de los
castores. Estos roedores que comen corteza, y que se encuentran
principalmente en la América del Norte, pesan de 14 a 23 kilos
y son famosos por su construcción de presas. Estas presas no son
asuntos triviales, como algunas personas piensan; ellos construyen lo
que un naturalista llama “verdaderas hazañas de ingeniería en una
escala muy grande.”
Sí, algunas presas
construidas por castores miden más de 300 metros de longitud,
la altura variando de sesenta centímetros hasta poco más de cuatro
metros y medio o aun más. ¡En cierta ocasión una colonia de
castores asombrosamente hábil construyó en el río Jefferson de
Montana una presa que se extendió 652 metros! Las presas de los
ingenieros castores se pueden construir derechas, curvas o hasta en
forma de S. Algunas contienen millares de toneladas de
materiales.
Gran parte del material
de construcción de la presa es madera. Para derribar árboles, los
castores ingenieros están bien equipados. Tienen un hacha
intraconstruida: cuatro dientes de color anaranjado-amarillo,
semejantes a escoplos. Con estos dientes autoafiladores, pueden
derribar un árbol de poco más de diez centímetros de diámetro en
unos quince minutos. El derribar árboles no es un suceso raro.
¡Un estudio de las colonias de castores de Michigan reveló que cada
castor derribaba un promedio de seis árboles cada diez días! Con
sus dos ágiles garras delanteras, los castores manipulan las ramas,
lodo u otro material de construcción que se necesita para una presa.
Los ingenieros de la
naturaleza por lo general comienzan una presa mediante el cortar
ramas de sauce o de otra clase, luego las llevan hasta el fondo de la
corriente y las colocan en su lugar con los extremos mayores río
arriba. Agregan lodo, cascajo y piedras; luego otra capa de leña
menuda y renuevos; luego más lodo y piedras, y así sucesivamente
hasta que la presa está tan alta como se necesita. El resultado es
una presa fuerte a prueba de agua que permanece en pie por muchos
años. Por lo general se provee también un aliviadero.
Construcción
de hogares y canales
¿Por qué trabajan tan
diligentemente los castores ingenieros para construir una presa
compleja? El propósito gira alrededor de la necesidad del castor de
almacenar alimento para el invierno y construir una casa adecuada.
Aunque algunos castores, especialmente los de Europa, viven en
madrigueras cavadas en las riberas de las corrientes, casi todos los
castores de la América del Norte tienen como su meta final una
presa, estanque y casa.
Los castores construyen
casas que varían entre dos metros y medio o tres metros y casi doce
metros de diámetro. La casa puede tener dos niveles o pisos, el
comedor estando solo a unos cuantos centímetros sobre el nivel del
agua. El segundo nivel está solado de ramas descortezadas o de leña
desmenuzada, especialmente de cedro, puesto que no es probable
que acoja a insectos dañinos. En el centro del techo de la casa hay
un pozo de ventilación. Cerca de la casa misma los castores
almacenan abastecimiento de alimento debajo de la superficie del
agua. También debajo de la superficie del agua están las entradas a
la casa del castor. El castor necesita una presa, entonces, para
poder tener un estanque con un nivel constante de agua a fin de que
las entradas del túnel debajo del agua que dan a su casa se
mantengan siempre ocultas a los visitantes mal acogidos, como las
zorras hambrientas. Además, con un estanque que se halla en un nivel
constante, la temperatura de congelación nunca impide que estos
ingenieros cubiertos de piel tengan libre acceso a sus almacenes
hundidos de madera y corteza.
Cuando llega el tiempo de
enyesar su casa, los castores continúan desplegando habilidad.
Efectúan el enyesado solo después de la primera helada dura,
revistiendo de lodo todo el edificio salvo el pozo de ventilación.
El lodo se pone duro al congelarse y forma una proyección sólida
contra los ataques de los enemigos. Si los castores enyesaran su casa
antes de la helada, se arriesgarían a que la lluvia se llevara el
enyesado; pero los castores ingenieros evitan ese error.
Otro despliegue de la
sabiduría de los castores ingenieros yace en el hecho de que a veces
construyen una presa más pequeña además de la presa principal. La
construyen río abajo a fin de hacer retroceder algún agua contra la
presa original y así disminuir la presión del agua sobre ella del
otro lado.
¿Ingenieros asombrosos?
Tanto lo son que han reparado una presa que los ingenieros humanos
no pudieron reparar. “Hace unos cuantos años,” informó el
Times Magazine de Nueva York del 24 de enero de 1960,
“una presa de almacenamiento de energía atómica en el río Chalk
del Canadá desarrolló una fuga que los ingenieros no podían
hallar. Al verse frustrados, trajeron dos castores y los soltaron en
la presa. En menos de una semana los castores habían hallado la
fuga... y la habían reparado.”
Pero el construir y
reparar presas solo es una de las muchas maneras en que los castores
despliegan habilidad de ingeniería. Algunos naturalistas consideran
su construcción de canales como una hazaña aun mayor. Sí, es
cierto que los castores, generalmente al occidente de la América del
Norte, a veces construyen canales sobre los cuales hacen flotar a su
estanque su abastecimiento de alimento, secciones de ramas y troncos
de árboles. ¡Los canales pueden ser de noventa centímetros a un
metro y medio de ancho, de noventa centímetros de profundidad y de
tantos como 229 metros de longitud! Los canales que hacen los
castores pueden tener dos o hasta tres niveles de agua y presas
pequeñas que sirven de compuertas. Con razón el Hammond’s
Nature Atlas of America llama al castor “un genio de la
ingeniería.”
¿Qué hace posible estos
logros de los ingenieros de la naturaleza? ¿Cómo construye la
marmota de las llanuras un hogar subterráneo con varios dispositivos
que controlan las inundaciones? ¿Cómo saben los castores las leyes
básicas de la ingeniería hidráulica? La respuesta es que alguien
ha pensado por los ingenieros de la naturaleza. Tienen patrones de
comportamiento intraconstruidos, generalmente llamados instinto o
sabiduría instintiva. Los animales pueden aprender algo de la
experiencia, por supuesto, pero tal aprendizaje es sumamente
limitado. Los instintos verdaderos, por otra parte, ni se
enseñan ni se transmiten por medio de dar el ejemplo una
generación a otra; son parte del código genético que determina las
especies. “El animal nace,” dice el libro The Animal Kingdom,
“con un sentido heredado que obedece sin discutir. Entra en el
mundo con la habilidad de obrar y protegerse según sus necesidades
inmediatas... sin instrucción ni aprendizaje conseguidos de la
experiencia.”
Así como la habilidad de
la araña para hacer una tela intrincada es innata en la araña, de
modo que las arañas pequeñuelas hacen telas pequeñas correctas en
casi todo detalle, así igualmente es la habilidad del castor para
construir una presa. Esto lo muestra el hecho de que un castor criado
desde la infancia por el naturalista francés Cuvier pudo ejecutar su
trabajo de cortar madera, de transportar y construir tan eficazmente
como los miembros de su clase que crecieron en la tierra virgen.
Puesto que la sabiduría
de la ingeniería es innata en los ingenieros de la naturaleza, ¿cómo
la obtuvieron? ¿Cómo llegó a ser la marmota de las llanuras un
ingeniero controlador de inundaciones? ¿Cómo cavan con asombrosa
rapidez madrigueras complicadas los ingenieros subterráneos de la
naturaleza? ¿Cómo llegó a ser el castor “un genio de la
ingeniería”? ¿Se debió a la “casualidad ciega” o a una
fuerza irracional? No; esos asombrosos ingenieros animales señalan
al Gran Ingeniero y Arquitecto de todas las cosas que impartió a la
creación animal una variedad maravillosa de sabiduría instintiva.
¡Con razón resulta que, por lo general, para cada nuevo concepto de
ingeniería desarrollado por el hombre, los ingenieros de la
naturaleza lo tuvieron primero!
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